Capítulo 14
Amor en Bucle con el Señor Bécquer novela completa
CapÃtulo 14
Raul era un tipo de acción rápida y dura. En solo dos dias, todas las propiedades de la familia Castillo fueron congeladas, incluyendo sus dos casas y las acciones a nombre del padre de Clara.
Raúl estaba convencido de que Clara no aguantarÃa mucho tiempo en esa situación!
Cuando el tribunal congeló las propiedades, Maite estalló de furia, hasta el punto de que tuvo que ser hospitalizada, para cuando se recuperó, corrió directamente a la empresa de Raúl para reclamar su insatisfacción. Pero este ya no era el de antes, asà que Maite reclamó durante horas sin verlo, y casi se la llevó la policia.
Clara tuvo que calmarla durante mucho tiempo antes de poder llevarla de nuevo al hospital. Maite, acostada en la cama de hospital, estaba llena de mucha preocupación: âNo importa si nos quedamos sin hogar, pero tu papá todavÃa necesita mucho dinero para resolver asuntos legales. Aunque el abogado Villas es un viejo amigo nuestro, deberÃamos pagarle adecuadamente
Clara la tranquilizó con voz suave: âEstá bien, encontraré una manera de resolver el problema del dineroâ.
Maite estaba muy preocupada por ella y le dio su tarjeta bancaria en la tarde, que tenÃa más de cien mil dólares que habÃa ahorrado en privado. Clara sabÃa que ese era el dinero su retiro, con la tarjeta bancaria en la mano, Clara se atragantó un poco: âEntonces la tomaré prestada por ahora, y más tardeâ¦
Maite la interrumpió: âTengo un pequeño apartamento en las afueras. Aunque es un poco viejo, al menos es habitable. Clara, debes hacer todo lo posible para ayudar a tu papá a ganar este casoâ.
Clara asintió en acuerdo. Cuando Maite fue dada de alta, la instaló en una casa que alquiló temporalmente. Esa casa estaba en un barrio antiguo, de solo 60 metros cuadrados, decorada de manera simple, completamente incomparable con la residencia de lujo en la que vivÃan antes.
Maite miró alrededor y decidió quedarse. Clara se sentÃa culpable, asà que le pidió a Lola que le encontrara dos trabajos a tiempo parcial.
Lola no estaba de acuerdo: âYa estás muy ocupada con tu trabajo actual. Si tomas otro trabajo, ¿podrás soportarlo?â.
Pero Clara insistió: âEstoy bien, no te preocupesâ.
Lola vio su dificultad y le ayudó a encontrar un trabajo, incluso le prestó algo de sus ahorros. Clara no olvidarÃa ese favor. Después de su trabajo, iba a trabajar en un restaurante. Aunque era un poco cansado, podÃa ganar 50 dólares por hora. Como ella era bonita y tocaba bien el piano, podÃa atraer a muchos clientes, por lo que al gerente del restaurante le gustaba que trabajara allÃ.
El reencuentro de Flynn Bécquer y Clara tuvo lugar en ese restaurante.
Flynn no estaba cenando solo, estaba con una mujer muy atractiva, parecÃan ser compañeros de trabajo, pero habÃa un aire de flirteo entre ellos.
Eso no le sorprendió a Clara, un hombre como Flynn siempre no estarÃa solo.
Ella sabÃa su lugar, ella y Flynn eran de mundos diferentes, incluso si estaban uno frente al otro, ella elegirÃa no molestarlo. Solo cuando se encontraron por casualidad en el baño, ella asintió levemente: âAbogado Bécquerâ.
Flynn estaba fumando en la zona de fumadores, la vio y frunció el ceño. En un corto perÃodo de tiempo, esa mujer se habÃa adelgazado mucho. Su mentón era puntiagudo, aunque bonito, parecÃa muy débil. Ãl sabÃa que el centro de formación al que asistÃa Clara era de lujo y no permitÃa que los profesores trabajaran en otros lugares.
Lentamente exhaló el humo del cigarrillo. El humo se dispersó entre ellos, se sacudió suavemente la ceniza y preguntó: â¿Srta. Castillo, necesitas mucho dinero?â.
Clara se quedó sorprendida. No se esperaba que Flynn siguiera dispuesto a hablar con ella. Tras una breve pausa, respondió en voz baja: âSÃ, de hecho, necesito mucho dineroâ.
Flynn adivinó de inmediato que esa era una táctica de Raúl. No mostró mucha preocupación, solo le echó un vistazo a su cuerpo.
Incluso siendo Flynn un tipo bastante exigente, tenÃa que admitir que ella podrÃa hacer dinero fácil y rápido si ella quisiera. No sólo era bonita, también tenÃa un temperamento dulce, y cuando besaba parecÃa un animalito indefenso. ¡No habÃa hombre que no cayera rendido ante ese tipo de mujer!
Que ella pudiera soportar un trabajo a tiempo parcial tan duro, lo sorprendió mucho. Pero el abogado Bécquer siempre fue un caballero respetuoso con las mujeres, asintiendo suavemente con la barbilla, mostrándose muy cortés.
Clara supo que él habÃa dado por terminada la conversación, asà que corrió al baño de mujeres. Cuando salió, él ya se habÃa ido, y la hermosa mujer que habla venido con él, por supuesto, también se habÃa ido, entonces ella se imaginó que seguramente él tendrÃa una noche de desenfreno aquel dÃa.
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