Niña en sus ojos Reina en su tierra Capítulo 16
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 16
El oficial de tránsito finalmente se ablando, pensando que al final del dÃa, solo era una muchachita que acababa de alcanzar la mayorÃa de edad y probablemente nunca habÃa enfrentado una situación asÃ, estaba atemorizada.
Tras pensarlo un momento, su tono se suavizó bastante y dijo: âTambién puedes evitar ir a la estación de policÃa conmigo, siempre y cuando puedas llegar a un acuerdo por tu cuenta con el dueño del RollsâRoyceâ
Dentro del RollsâRoyce.
El conducte: se apresurò a estacionar correctamente el vehÃculo, sin siquiera preocuparse por el golpe que habÃa recibido, y ansioso miró hacia el ocupante del asiento trasero: âSr. Elio, ¿está usted bien?â
En el asiento trasero.
El hombre, cuya camisa blanca no mostraba ni una arruga, jugaba con los botones de platino de su camiseta, desabrochando el primero cerca del cuello, y luego giró la cabeza para mirar a través de la ventana.
Sus ojos profundos se entrecerraron ligeramente, reflejando un brillo sombrÃo
âEstoy bienâ, dijo el hombre después de un momento, con una voz distante y frÃa, âBaja y ocupate de esto, resuelvelo rápido, no quiero perder tiempo. âSi, Sr. Elio.â
El conductor miró por el espejo retrovisor y, tras confirmar que el hombre realmente estaba bien, respiró aliviado.
Justo cuando iba a abrir la puerta, una mano de porcelana tocó la ventanilla del conductor y tocó suavemente.
El conductor bajó la ventana.
Fuera del carro estaba parada una muchachita preciosa, su piel era tan blanca que casi deslumbraba, con ojos encantadores y dientes como perlas, una belleza con labios rojos y dientes blancos.
El conductor preguntó con curiosidad: âNiña, ¿necesitas algo?â
Fuera del carro.
Jazmin estaba apurada por resolver la situación, sacó su teléfono, abrió la app de pagos y, sin levantar la vista, dijo: âLo siento, fui yo quien chocó tu carro, dime cuánto debo pagar y te hago una transferencia ahora mismo.â
âPor favor, señor, sea rápido, tengo cosas que hacer, gracias.â
El conductor dentro del carro: ââ¦â
Ãl observó a Jazmin de pies a cabeza, frunciendo el ceño ligeramente: â¿Esa camioneta detrás de ti es la que conducÃas?â
âSÃ. Jazmin, impaciente por irse, repitió lo que habÃa dicho antes: âEs mi total responsabilidad, tú ponle precio al daño, y te transfiero el dinero ahora mismo. ¿Puedes apurarte, por favor? Tengo que irme a la escuela.â
Conductor: â..â
¿Son todas las muchachas de hoy en dÃa tan audaces, y tan arrogantes al hablar?
TodavÃa parecÃa menor de edad y ya conducÃa una camioneta a la escuela.
Y qué manera de hablar.
Diciendo que pagará lo que sea inmediatamente.
A simple vista, no era más que una niña malcriada nacida en una familia rica.
Menos mal que el Sr. Elio no se habÃa lastimado, de lo contrario, ella no tendrÃa suficiente para pagar ni con todo lo que tiene.
El conductor se puso serio y pensó en darle una lección a esta pequeña que no conocÃa lÃmites.
âPara la valoración del daño necesitamos que venga un técnico del servicio oficial. Si tienes prisa, déjame tu información de contacto, y te enviaré la factura.
De repente, una voz extremadamente agradable resonó desde el asiento trasero.
Como un violonchelo de excelente calidad, frÃa, pero con un magnetismo irresistible.
La voz masculina baja y frÃa llegó a los oÃdos de Jazmin, atrayendo toda su atención. Fue entonces cuando JazmÃn notó que habÃa alguien más en el asiento trasero del carro.
Un hombre increiblemente atractivo.
El hombre tenÃa rasgos faciales nitidos y profundos, con un toque de frialdad en su mirada, un puente nasal prominente. Cuando levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de JazmÃn, la luz en sus ojos indiferentes brilló por un instante antes de volver a la calma y la frialdad.
TenÃa una presencia abrumadora, con la dignidad y el porte de alguien acostumbrado a estar en lo más alto.
Su postura era elegante, su porte impecable, claramente era alguien que habÃa recibido una excelente educación desde una edad temprana, un verdadero heredero de la alta sociedad.