Capítulo 527

Capítulo 527

La tetera de porcelana morada vertia un café con un aroma que llenaba la habitación apenas se servia un poco.

Solo con oler ese aroma, sabías que tenía que ser un café excepcional.

Emiliano tomo la taza que la mujer le ofrecia, bajo su mirada expectante, y probó un sorb

El sabor era inmediatamente dulce y refrescante.

A Emiliano le encantaba el café y tenía un buen conocimiento sobre él.

Con solo un sorbo, sabia que este era un buen café.

Rubi también conocía su gusto por el café.

Si no fuera un café de primera, no se atrevería a ofrecerselo.

“Maestro, ¿qué te parece?” Rubi le preguntó,

tó, llena d

de confianza.

Este café le habia costado mucho conseguirlo.

Era incluso mejor que aquel que había mandado a Emiliano antes, el que solía beber los personajes de la alta sociedad.

Habia puesto mucho empeño en conseguir ese café, claramente con la intención de ganarse el favor de Emiliano.

Entre todos sus compañeros, ella era la favorita de Emiliano.

No solo por ser la única mujer en el grupo, sino porque sabia como ganarse el afecto de su maestro. Conocer sus gustos era una de sus estrategias para hacerlo.

“Mmm, está bien, le dijo Emiliano tras dar un sorbo al café. Aunque reconocia que era un buen café, s reacción no mostraba mucho interés. Con un solo sorbo, dejó la taza a un lado:

Al ver su reacción tan fría, Rubi se quedó sorprendida y algo desconcertada: “Maestro, ¿no cree que café es suficientemente bueno?”

Si algo sabia Rubi era como distinguir si a Emiliano realmente le gustaba algo.

“El café es realmente bueno,” le dijo Emiliano en una valoración objetiva.

“Jajaja, muchacha, no es que tu café no şca bueno, es que tu maestro ya ha probado algo mucho mejor. Naturalmente, para él, tu café ya no es tan especial, el Sr. Mondes, le dijo entre risas.

Rubi se quedó callada por un momento, luego se giró hacia él, mostrando su sorpresa: ‘Profe, ¿a qué té se refiere? He acompañado al maestro por años y he probado todo tipo de cafés finos. El café que traje,

sin presumir de ser el mejor, definitivamente supera a todos los que hemos probado antes.”

El Sr. Mondes tenia un aire de orgullo: “Los cafés que tu y tu maestro han probado no tienen nada de especial, Si alguna vez probaras el café que cultiva la Srta. Jazmin, entenderias por qué tu maestro no se interesa por otros cafés.”

“¿La Srta. Jazmin? ¿Se refiere a esa maestra de la que siempre habla?” Rubi le pregunto, con una curiosidad brillando en sus ojos.

“Siempre escucho al profe hablar de esa maestra, parece ser alu

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muy talentosa y formidable. Me

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pregunto cuándo tendré la oportunidad de conocerla

“Ella no le gusta conocer gente

ligeramente el ceño.

ite nueva,” le dijo el Sr. Mondes, tomando un sorbo de su café, frunciendo

Desde que probó el café que Jazmín le dio, cualquier otro café le sabia a agua sucia.

Le resultaba difícil disfrutarlo.

Rubi guardó silencio por un momento, bajando la mirada, y un destello de escepticismo pasó rápidamente por sus ojos.

Le fastidiaban esos supuestos sabios que se hacían los misteriosos.

“¿En serio?” Rubi levantó la vista,

a, como si sintiera algo de peria.

“Jaz realmente no le gusta mucho conocer gente nueva, Emiliano dejó su taza de café, hablando de Jazmin con un tono de voz familiar y cercano, “algún dia, si se da la oportunidad, te la presentaré”

Al escuchar a Emiliano hablar de ella de manera tan intima, los ojos de Rubi brillaron ligeramente, sintiéndose algo incómoda por dentro.

Después de todo, ella era la única discipula mujer de Emiliano.

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