Chapter Capítulo 177
La mamá de mi hijo será mi mujer
CapÃtulo 177 En este momento, el gángster chilló como un cerdo atrapado.
Solo entonces todos recobraron el sentido y notaron que un hombre alto con traje y zapatos de cuero los interrumpÃa. Enfurecidos al instante, dejaron de prestar atención a Tessa y comenzaron a rodear a Nicholas.
Después de una ronda de peleas, todos estaban esparcidos por el suelo y llorando de dolor.
De pie con frialdad en medio de ellos, Nicholas se volvió para mirar a Tessa. â¿Estás bien?â
Sorprendida por la escena, asintió aturdida. âEstoy bien.â
En ese momento, Gregory salió de detrás de Nicholas y pateó con fuerza a varios de los gánsteres. â¡No toquen a mi señorita Tessa, matones!â
Con frialdad, Nicholas les advirtió: âLa policÃa llegará pronto. Puedes quedarte si quieres un atajo a la cárcel.
Sabiendo que no eran rival para este hombre y sintiendo aún menos deseos de ser arrestados, el grupo de gángsters se levantó del suelo y huyó del parque tan rápido que casi tropezaron con sus propios pies.
Aprovechando la oportunidad en la que Tessa aún no habÃa vuelto en sà después de que los gánsteres se fueran, Gregory corrió hacia adelante y le echó los brazos alrededor de la pierna.
Aturdida, Tessa miró a Gregory.
Ãltimamente, habÃa estado actuando como si él no le importara, pero ahora que lo miraba, se dio cuenta de cuánto lo extrañaba.
Incapaz de contenerse, extendió la mano para frotarle la cabeza antes de pensar repentinamente en algo y retirar la mano. â¿Por qué ambos están aquÃ?â ella preguntó.
Con calma, Nicolás respondió: âEstábamos pasandoâ.
Ante la respuesta poco sincera, no pudo evitar refunfuñar para sà misma: No existe tal coincidencia en el mundo.
Por otro lado, Gregory miró a Nicholas antes de decir: âPapá está mintiendoâ. Y luego, volvió a mirarla. âFuimos al concierto, y luego te seguimos hasta aquà porque te vimos caminando por aquÃâ.
Sin esperar tal verdad, Tessa hizo una pausa.
En ese momento, miró a Gregory y lo vio negándose a soltar su pierna y mirándola con ojos brillantes. Claramente, estaba emocionado.
Sin embargo, habÃa hablado con mucha decisión antes, y de repente no sabÃa cómo enfrentar al dúo de padre e hijo que estaba allÃ. Después de un momento de silencio, Tessa finalmente dijo: âGracias a los dosâ.
Con una sonrisa, Gregory agitó una mano. âNo hay necesidad, señorita Tessa. No es necesario que nos agradezcas.
Enrojecido y regordete, el niño pequeño se veÃa adorable y sensato, y Tessa no pudo evitar querer abrazarlo.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de tocarlo, se detuvo una vez más.
Como Gregory tenÃa los ojos puestos en ella, naturalmente notó sus acciones e inmediatamente soltó su pierna.
Dolido, bajó la mirada para mirar al suelo.
Solo un rato después levantó la cabeza y preguntó suavemente: â¿Me odia ahora, señorita Tessa?â
Su comportamiento tÃmido casi le destrozó el corazón, y ella se apresuró reflexivamente a justificar su comportamiento. â¡No claro que no! Te quiero mucho. ¿Por qué te odiarÃa? Es solo que mi brazo todavÃa está débil por la lesión y tengo miedo de dejarte caer si te levantoâ.
Animado por sus palabras, Gregory preguntó: â¿En serio?â
Asintiendo, Tessa trató de aplacarlo, âDe verdad. No puedo llevarte, pero puedo sostener tu mano. ¿Quieres tomar mi mano?â