Chapter Capítulo 37
La mamá de mi hijo será mi mujer
Capitulo 37 Como Stefania ya habÃa hablado, Andrew naturalmente no podÃa negarse, asà que tuvo que darle la bandeja a Roselle Roselle no tardó en subir con el zumo y llamar a la puerta Cuando Tessa vio que era Roselle, se sorprendió un poco, pero, aun asÃ, saludó con amabilidad:
âSeñorita Gingham.
Roselle entro con una sonrisa.
-Gracias por tu duro trabajo; toma un vaso de zumo.
Al decir esto, le entregó un vaso a Tessa.
-Gracias. -Tessa extendió la mano y la tomó.
Una sonriente Roselle se volvió para buscar a Gregory, pero no vio al pequeño.
-¿Donde está Greg? -preguntó confundida.
Tessa respondió:
-Está en el baño.
-¿Es asÃ? -Cuando Roselle escuchó la respuesta de Tessa, su mirada se ensombreció un poco antes de sonreÃr y decir-: Greg es en verdad problemático, ¿verdad? Ha tenido una personalidad introvertida desde joven y no le gusta tener demasiado contacto con gente de fuera. Ya que le gustas tanto, estoy bastante contenta, para ser sincera.
Mientras tomaba un sorbo del zumo, Tessa no parecÃa entender por qué Roselle hablaba de esto.
Roselle continuo:
-Nicholas está ocupado con el trabajo y no puede cuidar de Greg todo el tiempo. Yo he estado en el extranjero por mis estudios en el pasado y últimamente también he estado ocupada con los asuntos de mi empresa, asà que tampoco he podido ocuparme de Greg. Por lo tanto, rara vez tengo la oportunidad de pasar el rato con el chico y me siento apenada por ello. Sin embargo, me esforzaré por cultivar una buena relación con él esta vez. Después de todo, pronto nos convertiremos en una familia. Asà que, durante este tiempo, tengo que molestarla por su ayuda, señorita Reinhart.
TenÃa una expresión amable cuando dijo esto. Sin embargo, a lo largo de su discurso, insinuo una y otra vez que se convertirÃa en la futura señora de esta villa.
Tessa no era estúpida, asà que claro que comprendió lo que se estaba insinuando. Con aspecto indiferente, dijo con una ligera sonrisa:
-Señorita Gingham, sólo soy responsable de enseñar a Gregory el violÃn. Aparte de esto, me temo que no podré ayudarle mucho. Si eres en verdad sincera, creo que él también deberÃa ser capaz de sentir tu sinceridad. No pongas demasiadas esperanzas en mÃ.
Al oÃr esto, Roselle parpadeo mientras la maldad pasaba por sus ojos. Sintió que Tessa no estaba dispuesta a ayudarla. «¡Qué mujer tan desvergonzada! Si es asÃ, ¡te echaré!»
En ese momento, Gregory salió por casualidad del baño. Por lo tanto, Roselle retiró rápido su mirada siniestra y dijo con tono suave.
âGreg, este es el jugo que Andrew acaba de preparar para ti. Aquà tienes.
-Gracias. âLe echó una mirada superficial antes de coger el vaso de zumo de sus manos. Estaba sediento, asà que se bebió la mitad del zumo de un tirón. Al ver esto, se sintió triunfante en secreto.
Pronto, Tessa miro la hora, luego miro a Roselle con amabilidad y se disculpo:
-Lo siento, señorita Gingham, pero a Greg y a mi todavÃa nos queda media lección. ¿Puedo molestaria para que salga primero?
A Greg no le gusta que le interrumpan.
La expresión de Roselle se congeló por un momento antes de volver a la normalidad. Sonrio y respondio:
â Por supuesto. Greg, debes comportarte en clase.
Cuando termino de hablar, salió de inmediato de la habitación. No pudo mantener la sonrisa en su rostro por más tiempo y su mirada se volvió gélida en el momento en que se cerró la puerta.
Más tarde, Tessa terminó por fin su lección y se despidió de Gregory, que la hizo bajar, con la cara llena de reticencia al verla partir. Sin embargo, todavÃa se contuvo y no perdió la calma mientras agitaba la mano.
-Adiós, señorita bonita, Le sonrió y se dio la vuelta para marcharse.
Se quedó en el mismo sitio, mirando a Tessa salir sin moverse durante mucho tiempo.
Al ver a Gregory asi, Roselle se adelantó de inmediato con una sonrisa y sugirió:
-Greg, está bien aunque tu profesora no esté. ¿Por qué no toco el piano contigo?
-SÃ, no estés triste, Greg. La señorita Gingham puede tocar el piano contigo también. -Yana se adelantó para ayudar. «Mi hija también sabe tocar el piano, jasà que no me decepcionará!»
Sin embargo, estaba de mal humor. Perdió de inmediato la calma cuando vio que Roselle se acercaba a él por su cuenta. Con una expresión endurecida, se negó sin miramientos:
-¡No, no me gusta tocar el piano con otros!
Al oir eso, Roselle se sobresaltó y se sintió muy incómoda.