Capítulo 109
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 109
El hombre bajó del coche y se adentró en el recibidor. Al ver a la persona que habÃa vuelto, Laura salió de la cocina: âSeñor.â
Laura se acercó para tomar el saco que Maurino llevaba sobre el brazo y lo colgó en el perchero. ¿Y Violeta?â
âLa señorita Violeta sigue arriba, aún no se ha despertado. Hace poco vÃno la señorita Salazar.â
âEstá bien,â respondió brevemente y subió las escaleras.
Laura observaba su silueta mientras subÃa, pensando en lo frÃo que habÃa sido con Lucrecia, mostrando una total indiferencia. En momentos como este, no deberÃa descuidar a la señorita Salazar.
Ay, esa Violeta, no era fácil de manejar. Si era tan astuta como decÃa la matriarca, Lucrecia no serÃa rival para ella.
Maurino fue a la recámara principal y al no encontrarla, frunció el ceño con desagrado hasta que abrió la puerta del cuarto contiguo y vio a Violeta, desanimada, recostada junto a la ventana, con medio pastel en la mano y el brazo colgando a un lado. El hombre relajó un poco el ceño.
Pensando que ella estaba dormida, se sorprendió al ver que Violeta volvÃa a comer el dulce en su mano.
Maurino sonrió y se acercó. Violeta, sensible al mÃnimo ruido en el suelo, abrió los ojos y vio unos zapatos negros brillantes. Alzó la mirada y allà estaba Maurino, sentándose al borde de la cama y ayudándola a recostarse sobre sus piernas. Ella encontró una posición cómoda y él preguntó: â¿Cuánto tiempo llevas comiendo ese pastel? Ya prepararon la cena abajo, ¿quieres que te lleve en brazos?â
Reclinada sobre él, Violeta miró la lÃnea de su mandÃbula, incluso desde ese ángulo fatal, Maurino seguÃa siendo guapo.
âHermano, ¿he sido una molestia estos dÃas?â
la miró, âEsto no es tu culpa, no deberÃas sentirte mal. Ya me he ocupado de todo. La culpa fue mÃa, debà haber confiado en ti, Violeta.â
âHermano, ¿podremos seguir juntos asà si siempre soy tu hermana? Me da envidia ver a los niños con sus familias DeberÃa haberte buscado antes cuando tuvimos problemas. Pero tenÃa miedo de molestarte y pensé que ya no me querÃas después de nuestra pelea. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Maurino le secó las lágrimas, âPase lo que pase, nunca te abandonaré.â
Violeta continuó: â¿Y Adrián? Debe saber que he estado desaparecida, ¿me ha buscado?â
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Maurino se tensó al escuchar ese nombre, âDespués de tantos años, resultas ser una decepción, mostrando tus verdaderas intenciones. Vuelves y lo primero que haces es preguntar por alguien más en lugar de tu hermano.
No es alguien por quien debas preocuparte.â
Violeta se sento, su cabello estaba alborotado y tenÃa un mechón rebelde en la cabeza. Maurino extendió la mano para alisarlo, âHermano, ¿todo el colegio sabe lo que me pasó? Eso serÃa muy vergonzoso.â
Maurino sonrió suavemente, âEres mi hermana, nadie se atreverÃa a burlarse.â
Eso era cierto.
Si alguien se enterara de que Violeta era la hermana de Maurino, todos estarÃan compitiendo por tratarla bien.
Violeta se sentó sobre el piso negando con la cabeza, âNo, no pueden saber que soy tu hermana todavÃa.â Hizo una X sobre su pecho.
Maurino asintió, âAsà es, no parezco ser digno de ser visto.â
Violeta respondió: âNo es eso. Pero no quiero llamar demasiado la atención. Ya sabes, no me gusta mezclarme con ellos en la escuela. Creo que está bien asà como estamos
ahora.â