Capítulo 97
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
En la parada de autobús, la gente pisaba charcos poco profundos, caminando bajo sus paraguas a lo largo de la acera.
Patrullas policiales recorrÃan las calles.
En el Grupo Paz también reinaba un ambiente tenso; el trabajo intenso apenas dejaba tiempo para respirar. Ãltimamente, el presidente parecÃa haber perdido la razón, y la alta gerencia no encontraba paz, todos caminando sobre cáscaras de huevo, afectando a todos en la empresa.
La secretaria salió llorando de la oficina del presidente, entregando su identificación laboral con sollozos, âErnesto, ya no quiero seguir aquÃ.â
âSigue el procedimiento estándar de renuncia, hablaré con finanzas para arreglarlo, te daremos tres veces tu salario.â
âGracias, Ernesto.â
Ernesto entró en la oficina y fue inmediatamente consumido por una ola de frÃa seriedad. âSr. Paz, las autoridades, incluyendo la policÃa y otros departamentos, ya están buscando a la Srta. Violeta. Los vehÃculos que salieron de la capital ese dÃa están siendo inspeccionados uno por uno, y también hay vigilancia en las estaciones de buses. Puede estar tranquilo, la Srta. Violeta estará bien.â
Las gotas de lluvia se deslizaban por la ventana, el perfil marcado y la figura esbelta del hombre se reflejaban contra el cristal. Maurino, con un cigarrillo en la mano, se acercó a su escritorio y apagó la colilla en el cenicero. â¿Y qué hay de la Botica de Hierbas? ¿No hay nadie?â
Ernesto respondió, âSr. Paz, hemos estado vigilando cerca de la Botica de Hierbas durante cinco dÃas y la Srta. Violeta definitivamente no está allÃ. Por lo que sé, Adrián no ha ido a la escuela últimamente; también ha estado buscando a la Srta. Violeta. Con toda la lluvia reciente, Adrián cayó enfermo con fiebre alta y tuvo que ser hospitalizado;
todavÃa está allÃ.â
âDesde cuándo los asuntos de la familia Paz, requieren la preocupación de extraños.â
¡Adrián!
Un nombre en la lista negra de Maurino.
Ernesto sugirió: âLa vida afuera es dura, tal vez la Srta. Violeta no pueda soportarlo y
decida regresar por su cuenta.
Maurino se sentó en su silla, cerró los ojos y se frotó el entrecejo, su voz carecÃa de su habitual frialdad, âElla no lo hará. Violeta es diferente a los demás; ha estado sola desde pequeña. A menudo no estaba con ella y la dejaba sola en casa. Una vez, se perdió en el mercado y no pudo encontrar el camino de regreso, tuvo que vagar por las calles. Lo que más me temo es que ella se acostumbre a vivir asÃ.
No la llevé conmigo a la mansión porque no querÃa que nadie supiera de su existencia. En la familia Paz, solo se habla de intereses, no de sentimientos. Si se queda con la familia Paz, solo será utilizada por esa gente como una forma de controlarme.
No sé si mantenerla a mi lado fue lo correcto o no.â
aurino se levantó de la cama y todavÃa oliendo a alcohol, dijo: â¿La familia Salazar no les enseñó modales?â
La sirvienta respondió, temerosa: âNo, señor, ha sido un malentendido.â
Una mujer de unos cuarenta años, al escuchar el alboroto, se acercó y al ver a la persona en la habitación exclamó sorprendida: â¿Qué hace el señor aquÃ, acaso pasó la noche en esta habitación?â
Marta, que habÃa sido enviada por la familia Paz y que habÃa visto crecer a Maurino desde pequeño, tenÃa un papel crucial. âSeñor, ¿qué ha sucedido?â
Maurino respondió: âDespide a todos los sirvientes de la Villa del Sol.â
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Marta querÃa decir algo más, pero asintió en señal de acuerdo: âComo diga, señor.â
Cuando Maurino se fue, Marta miró a las mujeres con severidad y dijo: âAsà que, esto es lo que pasa cuando no estoy. ¿De esta manera cuidan al señor?â
âNo fue nuestra intenciónâ¦â
Marta las interrumpió: âSi no quieren ser despedidas, cuéntenme todo lo que ha sucedido
estos dÃas.â
Apenas amanecÃa y las calles estaban desiertas.
Ernesto se dirigió a Residencia Mar Azul para recoger a la chica. Subió las escaleras y antes de que pudiera tocar la puerta, esta se abrió fácilmente. Al acercarse, notó manchas de sangre en el suelo. Al examinar la habitación, vio que estaba cubierta de polvo, señal de que nadie habÃa vivido allà en mucho tiempo.
Sintiendo que algo estaba mal, llamó inmediatamente a la escuela. Inés contestó con un tono de reproche: âVioleta no ha venido a clases en una semana. ¿Cómo es que su hermano no sabe nada sobre esto?
Dejó el número de un familiar, pero está fuera de servicio y nadie puede contactarla. ¿No podrÃan ser un poco más responsables?â
Ernesto colgó rápidamente y llamó al presidente, diciendo tan pronto como contestó: âSr.
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14:54
Paz, tenemos un problema. Parece que algo le sucedió a la Srta, Violetaâ
Relató todo lo que sabla y habla visto, bajando las escaleras apresuradamente hacia la Botica de Hierbas, âLa Srta. Violeta lleva una semana sin ir a la escuela y en su departamento en Residencia Mar Azul hay manchas de sangre seca.â
Maurino, normalmente tranquilo, sintió un fuerte golpe en el pecho y funció el ceño preocupado. â¿Y la Botica de Hierbas?â
Una mujer que acababa de regresar del mercado lo reconoció y lo llamó: âJoven, ¿conoces a la chica que vivÃa en el segundo piso?â
Maurino escuchó claramente la conversación a través del teléfono.
Ernesto preguntó: âSI, ¿sabe a dónde fue?â
La mujer respondió: â¿Cómo voy a saber? Hace varios dÃas, un violador atacó a la chica del segundo piso. Cuando llegó la policÃa, habÃa sangre por todas partes. Parece que la chica hirió al hombre y huyó. No ha vuelto desde entonces.â
¿Qué? ¿Cómo pudo haber pasado algo as�
FM
Ernesto se sintió mal y preguntó con el ceño fruncido