Tomando a su hijo como respaldo Capítulo 236
Tomando a su hijo como respaldo (Ella y Vania)
CapÃtulo 236
Este olor le parecÃa familiarâ¦
En su memoria, cuando Zola tomó la iniciativa de quitarse la ropa y seducirlo, su nariz se llenó de este olor, aunque estimuló su rinitis.
Sin embargo, era como si estuviera encantado. Casi dejó de lado todas las preocupaciones de su corazón y estuvo imprudentemente con ellaâ¦.
La última lÃnea de defensa en su corazón todavÃa le hizo decidir alejarla.
HabÃa tratado deliberadamente de olvidar sus lágrimas y tristeza en ese momento. Sin embargo, el olor de su cuerpo todavÃa estaba fresco en su mente sin importar cuántos años hubieran pasado. Su corazón todavÃa se acelerarÃa por eso.
Pero ahoraâ¦
Ahora volvÃa a usar su perfume favorito para otro hombre.
¿Solo usa este perfume porque se ha dejado ir? Se preguntó Leopoldo.
Al menos durante mucho tiempo, no habÃa olido ese aroma en ella.
Los labios de Leopold se curvaron en una sonrisa, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.
Se secó el pelo y salió del baño.
La sala estaba vacÃa.
Zola deberÃa estar en el dormitorio con Joel.
Joel estaba borracho.
Joel era su novio. Entonces, por supuesto, ella tenÃa que cuidar de él.
Leopold estaba en la pequeña sala de estar, sintiéndose un poco incómodo.
Se preguntó si podrÃa sentarse y no sabÃa cuánto tiempo tendrÃa que quedarse allÃ. Ni siquiera se atrevió a preguntarle a Zola.
Se quedó de pie en medio de la sala, inmóvil.
Zola finalmente le dio a Joel un poco de agua con miel. Estaba borracho y habÃa vomitado mucho. Ella querÃa que él comiera algo para que su estómago se sintiera mejor, pero fracasó.
Ella habÃa estado borracha antes.
SolÃa ââemborracharse a menudo para olvidar a algunas personas. También sabÃa que cuando uno estaba borracho, se sentirÃa cómodo cuando se quedara dormido. Sin embargo, se sentirÃan fatal al dÃa siguiente si no comieran nada antes de quedarse dormidos.
Zola salió del dormitorio y pensó en dejar que Joel comiera algo más tarde.
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CapÃtulo 236
METRO
Salió del dormitorio y vio a Leopold parado allÃ, perdido.
Probablemente todavÃa no estaba acostumbrado a su hogar y aún menos a ella.
Llevó la taza de la que Joel acababa de beber el agua con miel a la cocina para limpiarla.
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Después de lavarse, vio que Leopold todavÃa estaba allÃ. Ella dijo: âEse es un cuarto de lavado y secado. Tu ropa estará lista en aproximadamente una hora. Puedes irte después de que la ropa esté seca. Primero voy a dormirâ.
Lo dijo porque sentÃa que a Leopold no le gustarÃa que ella caminara delante de él.
âEstá bien.â Leopold asintió rápidamente, sin saber qué podÃa hacer.
En ese momento, después de que Zola le contó los arreglos, exhaló un suspiro de alivio.
Sin embargo, desde el punto de vista de Zola, Leopold aceptó tan rápido porque querÃa irse de inmediato.
Sin embargo, ella no tenÃa la ropa gruesa de Joel. Su ropa definitivamente no le quedaba bien a Leopold y no querÃa dársela.
Aunque Joel a menudo le daba dinero en efectivo y, de hecho, a ella no le faltaba dinero, no se atrevÃa a gastarlo de manera demasiado casual. No sabÃa si era porque habÃa experimentado la pobreza. Si le daba su ropa a Leopold, tendrÃa que comprarse otra, lo cual no valÃa la pena.
Zola regresó al dormitorio.
Regresó al dormitorio donde estaba Joel.
Leopold vio cómo se cerraba la puerta⦠ParecÃa que por muy preparado que estuviera y por mucho que hubiera aceptado que Zola
su acercamiento alguien ya estaba con otro hombre, su corazón aún se rompÃa en pedazos cada vez que veÃa
Caminó hacia el cuarto de lavado que Zola habÃa mencionado.
Era como si estuviera huyendo de algo. Se limitó a observar cómo la lavadora del lavadero giraba sin parar. Lo miró sin comprender y no se permitió pensar demasiado.
En el dormitorio, Zola tampoco podÃa dormir.
No era muy tarde. Eran sólo las 10 de la noche.
Ella no se acostó tan temprano. Sumado al hecho de que Joel estaba borracho y acababa de vomitar, ella todavÃa tenÃa que cuidarlo.
Al mirar su rostro sonrojado, ella frunció el ceño, incómoda. Al pensar que Joel estaba borracho esta noche por culpa de Xavier, se sintió un poco infeliz.
âNo dejes que me encuentre con Xavier la próxima vez. ¡De lo contrario, lo haré beber hasta morir!â Zola pensó para sà misma.
âAguaâ¦â Joel movió su cuerpo incómodo.
â¿Quieres algo de agua?â Zola se acercó a él.
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âBebe un poco de aguaâ¦â repitió Joel.
âEspera un minuto. Zola no esperaba que Joel tuviera tanta sed, por lo que no le preparó más agua con miel.
Salió apresuradamente del dormitorio.
Cuando salió, vio que el pasillo estaba vacÃo. Leopoldo no estaba allÃ.
¿Se ha ido?â Zola miró a su alrededor y recordó que Joel querÃa beber agua, asà que no pensó
mucho al respecto.
Rápidamente preparó otra taza de agua con miel y ayudó a Joel a beber.
Joel miró a Zola aturdido. Después de un rato, pareció reconocerla. âZola, lo sientoâ¦â.
También sabÃa que esa noche estaba borracho.
Se suponÃa que celebrarÃa su cumpleaños con ella.
âNo voy a discutir contigo ahora. ¡Hablaremos de ello cuando estés sobrio! Zola amenazó.
âYo te lo compensaréâ¦â Joel se sintió extremadamente culpable.
âYo tampoco te dejaré ir. Pero ahora, cuida bien tu cuerpo. Pórtate bien y cómete el pudÃn de chocolate. Zola dijo pacientemente.
âNo tengo apetito⦠Joel frunció el ceño.
â¿Lo estás comiendo o no?â Zola amenazó.
âComeréâ, respondió Joel obedientemente.
Zola sonrió.
Los rasgos faciales de Joel eran del tipo más obediente e infantil.
En ese momento, parecÃa un poco agraviado. Zola querÃa intimidarlo.
Pellizcó la carne del rostro de Joel.
La piel de Joel también era buena. Aunque habÃa perdido mucho peso, todavÃa tenÃa algo de grasa de bebé en la cara.
âDueleâ, dijo Joel incómodo.
âSi sientes que te duele, no bebas tanto la próxima vezâ. Zola soltó la cara de Joel y le dio de comer el pudÃn de chocolate.
âTodo es gracias a Xavierâ¦â dijo Joel.
âBien bien. Come primeroâ, dijo Zola suavemente.
âOh.â Joel abrió obedientemente la boca.
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W.
Zola le dio de comer con cuidado el pudÃn.
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Un bocado a la vez, Joel se lo terminó todo. Después de eso, Zola lo soltó y se recostó en la cama.
Después de que Joel se acomodó, Zola fue a lavar el plato.
TodavÃa no habÃa señales de Leopold.
â¿Se habÃa ido? Lógicamente hablando, su ropa aún no deberÃa haberse secado, pensó Zola.
Caminó hasta el cuarto de lavado. Entonces, vio a Leopold apoyado contra el fregadero del lavadero. Sus ojos estaban fijos en la secadora mientras giraba por dentro.
«DebÃa tener tantas ganas de marcharse que se quedó mirándolo», pensó Zola.
Estaba a punto de darse la vuelta e irse cuando Leopold se dio la vuelta.
Los dos se miraron.
Leopold acababa de ver la interacción entre Zola y Joel.
Como era aburrido quedarse allà y escuchó algunos sonidos afuera, Leopold regresó a la sala hace un momento. Luego, vio a Zola dándole pudÃn de chocolate a Joel. Fue una escena cálida.
Sintió que era más apropiado para él quedarse en la lavanderÃa.
âSólo estoy aquà para ver si te has ido. DeberÃa hacerse pronto. Sigue esperandoâ, explicó Zola.
Después de decir eso, se fue sin detenerse.
âZolaâ¦â Leopold la llamó en voz baja.
Su voz era muy, muy bajaâ¦
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