Chapter Capítulo 165
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
ATRACCIÃN PELIGROSA. CAPÃTULO 14. Lo dijo en serio...
Aaron lo miró de arriba abajo. Era un poco más alto que él, y fÃsicamente todo lo opuesto: rubio, ojos claros y cara de presidente de la maldit@ república. Vaya, lo que se llamaba un hombre de su casa, pero bien formado y con un arma.
-Buenas tardes, señor Orlenko -lo saludó con respeto el guardaespaldas, que sabÃa perfectamente quién era él-. Soy su reemplazo. ¿Llego demasiado temprano?
âLlegasâ, pensó Aaron como si el hecho de estar allà fuera su primer defecto.
-¿Como te llamas? -fue su saludo mientras estrechaba su mano con educación.
-Jared Meisner, señor.
Aaron respiró profundo y le permitió entrar en su departamento.
-El trabajo es simple y hasta ahora no ha dado muestras de ser peligroso -dijo poniéndolo al tanto de lo que estaba pasando-.
Ella es una universitaria muy... madura para su edad. Es responsable, no te va a dar problemas. Vas a estar tres dÃas a prueba, si creo que te va bien... entonces te quedarás por mÃ. 1 El hombre asintió de conformidad y recitó un muy bien aprendido;
-Gracias señor.
Esa noche y contra todo pronóstico, Aaron tocó a la puerta de Nahia y, a diferencia del pequeño pijama que con que solÃa andar siempre por la casa a esa hora, se dio cuenta de que estaba perfectamente vestida, aunque no para salir. 1 -¿Tienes un minuto? -preguntó Aaron en voz baja y ella se fijó en el hombre de traje que estaba justo a él.
La muchacha los dejó pasar y luego extendió su mano hacia el nuevo guardaespaldas.
-Nahia Kingâse presentó.
-Jared Meisner. Un placer, señorita King.
-Igualmente. ¿Usted se va a quedar en lugar del señor Orlenko? -preguntó Nahia y a Aaron se le hizo un nudo en el estómago al darse cuenta de que llamarlo por su apellido ya yo tenÃa nada de provocación.
-TodavÃa estará a prueba unos dÃas -replicó Aaron-. Pero sÃ, va a estar cuidándote en la escuela.
-Bueno, si necesita cualquier cosa, solo avÃseme.
El guardaespaldas le pasó una tarjeta de presentación.
-Puede llamarme Jared por las prisas, y por favor guarde mi número de teléfono en sus contactos de emergencia -declaró con mucho profesionalismo antes de despedirse.
Nahia y Aaron se miraron una sola vez durante un segundo que a él le pareció infinito, y luego se fue también.
La muchacha cerró la puerta de su departamento y se dejó caer en el sofá, abrazándose las piernas. Se sentÃa mal, dolida y frustrada. SabÃa que en el fondo Aaron no era un mal hombre, pero era complicado, demasiado complicado, comenzando por los celos y terminando con que le era más fácil manejar su reacción a una bala que a un problema sentimental.
-No necesitas esto, Nahia -murmuró como si quisiera aconsejarse a sà misma-. No necesitas que te duela una tercera vez para escarmentar.
TenÃa ganas de llorar, muchas, sobre todo porque la zorra de Vanessa se habÃa vuelto a colgar esa mañana del cuello de Aaron y lo habÃa besado dos veces sin que ella lo viera resistirse demasiado. Finalmente se fue a tratar de dormir, aunque no lo consiguió mucho.
Mientras, Aaron se sentaba con el nuevo reemplazo para revisar el expediente de Nahia.
-¿Necesita chofer? -preguntó Jared.
-No, ella va y viene sola la mayorÃa de las veces, solo tienes que seguirla y asegurarte de que esté bien.
-La estamos protegiendo de... Martin Prescott, ¿verdad?
-Asà es.
-¿Tiene pareja? -preguntó Jared y Aaron apretó los dientes intentando no replicarle que no era su problema.
-No, no tiene.
-¿Alergias?
-A la lactosa. Severa -respondió Aaron a todas aquellas preguntas de rutina.
Siguieron conversando por un rato y finalmente Aaron lo mandó a descansar. Ni siquiera sabÃa por qué no lo habÃa despachado ya. No querÃa que nadie más cuidara a Nahia por él, pero en aquel mismo instante no tenÃa idea de cómo pedirle perdón a una mujer que ya lo habÃa perdonado simplemente... no queria estar con él.
A la mañana siguiente la siguieron a la escuela y apenas ella se bajó del auto Aaron le indicó a Jared que debÃa seguirla hasta el salón.
-Parece que alguien está a punto de librarse de la niñita consentida -dijo una voz conocida tras él y Aaron se giró para encontrarse con el rostro sonriente Vanessa. 1 -Primero, no la llames asÃ, y segundo, nadie se está librando de nadie -replicó-. Excepto yo de ti, asà que sigue tu camino.
Y como para demostrar que no tenÃa absolutamente nada que hablar con ella, echó a andar hacia la cafeterÃa.
-Un americano, un capuchino regular y uno con leche de soja por favor -pidió y pagó, pero cuando se dio la vuelta Vanessa estaba ahà de nuevo-. ¿Qué quieres?
-¡No puedo creer que de verdad te estés portando asà por ella! Solo eres su guardaespaldas -gruñó Vanessa- ¿Qué nadie te habló nunca de clases sociales? ¡Esa sangre azul de los King no se mezcla, cielo! La gente poderosa no se fija en sus empleados más que para usarlos.
Aaron respiró profundo y se sonrió.
-Yo también soy de sangre azul, muñeca, y aun asà cuando me corto, me sale roja como a todo el mundo. Deja de molestarme -
gruñó Aaron.
Le dio la espalda y tomó su cestita con los cafés.
-¿Cuál tiene leche de soja? -preguntó viendo que no podÃa diferenciarlos.
-Emmm... esteâdijo la dependienta.
-¿Está segura? -preguntó Aaron achicando los ojos.
-SÃ... claro.
-¿Lo suficientemente segura como para dárselo a alguien con intolerancia severa a la lactosa? -insistió Aaron y la mujer miró los dos contenedores con dudas.
-Lo siento, ya le hago uno nuevoâmurmuró.
-Ponga âNahiaâ por fuera, si es tan amable -siseó Aaron esperando que no volviera a equivocarse, y cuando volvió a mirar alrededor, Vanessa todavÃa estaba allÃ-. ¿Qué?
-Yo no me rindo tan fácil -gruñó ella como si fuera un reto.
-Pues por si no te has dado cuenta, no me molesta ser desagradable con una mujer. Ya te dije que no me interesas, piérdete -
espetó antes de recoger sus cafés correctos y salir de allÃ.
Por suerte en todo el dÃa no volvió a verla, pero también debÃa confesar que estaba absolutamente concentrado en la interacción de Nahia con su posible nuevo guardaespaldas. No podÃa ser más seria, se trataban con amabilidad pero me mantenÃan cada uno fuera del camino del otro tanto como era posible. Aaron debÃa estar loco, pero la realidad era que él, que era un idiota celoso, hasta querÃa que ella le diera celos, unos poquitos al menos, porque eso habrÃa sido una señal de que todavÃa le interesaba.
Sin embargo Nahia apenas si cruzó las palabras necesarias con Jared y dos dÃas después Aaron estaba desesperado porque simplemente no pasaba nada y no tenÃa ni una sola justificación para que el reemplazo no ocurriera como estaba previsto.
Sin embargo esa noche, dos dÃas después del arribo de Meisner, Aaron frunció el ceño al ver el número de Nahia aparecer en la pantalla de su celular.
Ponlo en altavoz -le ordenó Aaron con voz seria y el otro hombre no dudó en obedecer.
-Señorita King, ¿pasó algo? -preguntó.
-No, no es eso, Jared. Disculpa, ¿te puedo llamar Jared? -preguntó Nahia y Aaron se estremeció.
-SÃ, por supuesto. ¿Qué se le ofrece?
-Bueno, cuando llegaste no estaba en mi mejor momento, suelo ser una persona más amable, asà que me gustarÃa invitarte la cena de hoy. Voy a pedirla y querÃa saber si hay algo en especial que te guste. ¿ Griega, china...? -murmuró Nahia.
-Emmm... no quiero molestarla -replicó Jared.
-No es molestia, de veras, solo dime qué prefieres de comer -insistió ella.
-Bueno... japonesa está bienâaccedió Jared.
-Perfecto. ¿Te parece si cruzas el pasillo en una hora? -le dijo Nahia y el guardaespaldas asintió antes de despedirse.
Aquel era el momento de que Aaron explotara, y en circunstancias normales asà habrÃa sido, pero las circunstancias ahora eran muy diferentes. El corazón le aleteaba, esperando que Nahia de verdad estuviera intentando darle celos con Jared, por una hora casi no pudo detenerse, caminaba ansioso por la habitación, solo esperando que ella le hiciera algún desplante o le lanzara alguna indirecta sobre su cena con el otro guardaespaldas. 1 Casi estuvo a punto de peinar él mismo a Jared y empujarlo a la puerta, pero toda la emoción que llevaba se le esfumó cuando lo vio regresar dos minutos después con una bolsa de entrega de un restaurante.
-¿Qué pasó? -murmuró y Jared se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo.
-Pues la señorita King dijo que me invitaba la cena -murmuró Jared levantando la bolsa llena de comida-, no que iba a cenar con ella. Me dio el pedido, me agradeció por cuidarla y me lo vengo a comer aquÃ. ¿Quiere? ¡Hay como para cuatro! 2 -¡Maldición! -gruñó exasperado restregándose la cara con las manos.
Estaba siendo educada con su nuevo guardaespaldas, amable como lo era con cualquiera, no habÃa coqueteo ni celos ni nada.
-Diablos -gruñó dejándose caer en el sofá con la cabeza entre las manos. Lo dijo en serio... lo de no quiere nada cónmigo... lo dijo en serio.
No necesitaba hacerse el muerto, de verdad lo estaba.
que Pero si en aquel instante parecÃa que lo único que podÃa hacer era alejarse de Nahia King, muy pronto se darÃa cuenta de que eso no iba a ser tan fácil. 10