Chapter Capítulo 181
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
CORAZONES ATADOS. CAPÃTULO 30. Un pensamiento insoportable Tres semanas después.
Nahia estaba regresando. Le faltaban pocos kilómetros para llegar a su departamento cuando recibió aquella llamada de su madre. Algo habÃa pasado con Martin Prescott, habÃa atacado a Maddi y a unos bebés y la necesitaban, asà que de inmediato se desvió y tomó la carretera hacia Londres.
Y en ese mismo momento, mientras Meli la llamabá, Nathan estaba al teléfono con la única persona en la que confiaba para solucionar aquella situación.
-¿Aaron?
-¿Señor King? -preguntó el muchacho preocupadoâ¿Se le ofrece algo?
-Pues resulta que tenÃas razón, Martin Prescott jamás dejó de ser una amenaza.
Aaron dejó todo lo que estaba haciendo y caminó hacia la puerta. HabÃa estado con Nathan en las últimas semanas, él tampoco sabÃa qué bicho habÃa picado a su hija pero parecÃa decidido a averiguarlo invitando a Aaron a la próxima reunión familiar. Sin embargo aquello se veÃa mucho más urgente.
-¿Qué está pasando? -preguntó.
-Está aquÃ, se metió a la escuela, tiene de rehén a Maddi y cuatro bebés.
-Ya voy para allá -sentenció Aaron y colgó sin despedirse-. ¡Anuar! -llamó a uno de sus hombres antes de dirigirse a una habitación que tenÃa preparada allÃ.
-¿Señor?
-Prepárame una de las camionetas de asalto. Salgo en dos minutos. ¡Corre! 2 Y el hombre no se lo hizo repetir, porque sabÃa que dos minutos después, rayando el reloj, el jefe se subirÃa a aquella camioneta. Aaron condujo a toda prisa hacia la escuela de los King y maldijo entre dientes porque debÃa haber seguido sus instintos, debÃa haber localizado a Martin, pero todo aquel asunto con Nahia lo tenÃa mal.
SabÃa que algo habÃa pasado, Nathan le habÃa dicho que ella se habÃa ido llorando de la casa, asà que fuera lo que fuera, estaba herida y era su culpa... aunque quisiera retorcerle el pescuezo por no hablar con él. Pero si habÃa algo que Aaron no ponÃa en duda era que la amaba, peleados hasta el fin de los tiempos, pero la amaba.
Su única llamada en ese momento fue para alguien que, esta vez de pura casualidad, estaba en la ciudad con él y con su hermano, que no habÃa querido regresar a Ucrania. 1 -Abuela... necesito un favor.
Poco después llegó a la escuela y Sibar le abrió la puerta a la todoterreno. Aaron se dio cuenta de que ya la habÃan evacuado, y los demás se dieron cuenta de que venÃa molesto y sombrÃo. Saludó a todos brevemente con un apretón de manos y luego abrió la cajuela de la camioneta y le lanzó un chaleco antibalas, a Sibar.
â¿Qué sabemos además de que tiene a cuatro bebés y a Maddison? -preguntó haciéndose cargo inmediatamente de la situación. ¿Está armado?
De fondo escuchó a James llamarlo âniñoâ y a Nathan decirle que la agencia de seguridad era suya. (1 Un instante después Sibar le explicaba las ubicaciones.
-Los bebés están en el segundo piso, el cunero tiene una sola puerta de entrada y salida, solo nos quedan las ventanas, que ni se molestó en cerrar porque finalmente son de cristal y sabe que no le dispararemos... pero igual no sabemos qué está pasando adentro, señor.
Aaron asintió pensativo -Sube al techo de la camioneta, ahora te paso unos buenos ojos -le ordenó.
Enseguida armó uno de los rifles de francotirador que llevaba, un CheyTac Intervention y se lo alcanzó a Sibar, que ya estaba acostado boca abajo en el techo de la camioneta y apuntó al segundo piso.
-Tengo ojos, jefe. No veo armas en sus manos pero ileva chaqueta, puede tenerla debajo -le fue informando Sibar.
-Bien. No puedes disparar con los bebés dentro, pero mantenme informado -dijo Aaron lanzándole un audifono que Sibar se puso.
Aaron se quitó todos los arneses y cinturones donde llevaba armas y las dejó en la camioneta. El segundo piso tenÃa buen acceso, pero necesitaba ayuda, más distracción que ayuda, pero igual.
-Señor King, necesito que mantenga a Martin pegado a la puerta -le dijo a James-. Concentrado en la puerta, si me entiende, porque yo voy a subir por atrás.
-¿Por la pared? -preguntó James.
-Hasta una de las ventanas, si señor -contestó Aaron sin inmutarse.
Desarmado? -insistió James.
-Incluso una bala de goma puede matar a un bebé -le explicó él-. Es un riesgo que no podemos correr. Pero no se preocupe, vamos a sacar a todos de ahà a salvo. Solo tiene que decirme cómo lo quiere. ¿ Golpeado, lisiado o en una bolsa para cadáveres? 2 Vio a James apretar los dientes y se dijo que era un alma noble después de todo.
-De preferencia que pueda caminar hasta la cárcel.
-Haré lo que pueda -sentenció Aaron entregándole un audÃfono para que se lo pusiera-. Pero no le prometo nada.
Echó a andar hacia el patio posterior mientras James subÃa las escaleras desde la entrada principal e iba a pararse frente a la puerta del cunero.
PodÃa escuchar a James gritándole a Martin, y empezó a escalar la pared. La verdad no era difÃcil, solo llevaba esfuerzo fÃsico y él estaba acostumbrado a ese. Los músculos le dolÃan como si se estuviera quemando pero nadie mejor que él sabÃa que ese era un dolor bueno. Cuando estuvo cerca de la ventana se asomó apenas y vio que Martin estaba en el camino.
âMantenlo concentrado en la puertaâ, dijo a James en un susurro a través del intercomunicador. âSi tienes la lengua de tu hermana te garantizo que puedes hacer enojar hasta a un santoâ. 2 James asintió con un gruñido y volupt a gritarle a Martin. La situación enseguida se puso al lÃmite mientras Martin arrinconaba a Maddi contra una pared y amenazaba con violarla, pero cuanto más ofuscado estaba, menos hacÃa caso a su alrededor y ni siquiera sintió cómo Aaron abrÃa aquella ventana.
Se impulsó del último saliente hacia el interior de la habitación y luego atacó. Ni siquiera estaba para el honor y la caballerosidad. Su puño impactó en la mandÃbula de Martin, justo debajo de la oreja, y lo mandó rodandó al suelo, y luego lo levantó del piso y lo empujó frente a él antes de sisear con tono rabioso:
-¡Quitate de la puerta, James!
Aaron no sabÃa qué lo poseÃa en ese momento, estaba mucho más calmado cuando estaba en la jaula, rodeado de oponentes; pero el llanto de los bebés a su alrededor hacÃa que la adrenalina se exacerbara en él de una forma extraña. Era como volver al orfanato y ver cómo lastimaban a su hermano. Sus brazos bajaron con fuerza y aquella bota fue a estrellarse contra el pecho de Martin, haciéndolo atravesar la puerta y caer unos metros más allá.
-¡Los bebés! -gruñó como una orden para James y este enseguida entró en la habitación mientras Martin intentaba escapar de él.
Trastabillaba como si estuviera borracho, pero Aaron sabÃa que solo estaba aturdido por el golpe.
-¡Quédate quieto si quieres llegar a la policÃa! -le gruñó, pero Martin intentó golpearlo y este se defendió con rapidez, golpeándolo en la cara y mandándolo al suelo.
Sus movimientos eran rápidos y precisos, después de todo era un luchador profesional.
-¡Quédate en el suelo, maldit@ sea! -espetó pero aquel hombre no parecÃa tener intención de rendirse.
Lanzó otro puñetazo y Aaron tuvo un reflejo lo suficientemente rápido para parar el golpe con su brazo y contraatacar con el otro puño de la misma manera feroz. La cara de Martin se deformó como si estuviera hecha de plastilina mientras rodaba por el piso. Finalmente se incorporó como pudo y corrió hacia la escalera.
Su mirada se volvió indiferente; habÃa hecho lo que tenÃa que hacer, ahora no le quedaba más que esperar a ver cuál serÃa el resultado de todo aquello. Esperó pacientemente a que James llegara junto a ellos, y para ese momento ya Martin tenÃa la cara ensangrentada y huÃa desesperadamente de él, en el tejado de la torreta norte.
Sin embargo apenas vio llegar a James cuando un rugido sordo se escapó de su pecho y trató de embestirlo, pero Aaron fue más rápido y lo empujó al borde sosteniéndolo de la mugrosa chaqueta mientras lo inclinaba peligrosamente sobre el vacÃo, como una advertencia.
Los dedos de Martin se cerraron con desesperación sobre sus muñecas y Aaron gruñó.
-¡No me sueltes... no...! -gritó.
-Nadie va a soltarte -gruñó James-. ¡Vas a ir a la cárcel, que es lo que te mereces, y me voy a asegurar de que pases el resto de tu vida sin ver la luz del sol!
-¿Y crees que eso va a detenerme? -le espetó Martin y Aaron fue capaz de ver aquel odio concentrado en sus ojos, el odio y la determinación de un hombre que ya no tenÃa nada que perder-. ¿Y qué si voy a la cárcel? ¿Crees que no puedo vengarme desde ahi? ¿Crees que no conozco tus debilidades, imbécil? escupió con rabia-. Me metà en tu fortaleza sin que te dieras cuenta, igual puedo destruir cualquier cosa que ames, y a cualquier persona.
Las manos de Aaron se tensaron alrededor de aquella chaqueta y suplicó para que no dijera lo que estaba imaginando, porque no podia soportar siquiera la idea de que lo pensara, -221A Worcester St, en Oxford. El departamento donde vive tu hermanita es muy lindo. ¿Tienes idea de lo que puedo llegar a hacerle? -siseó Martin con una risa maligna. La dejarÃa irreconocible incluso antes de que pudieras hacer nada...
Aaron sintió que se le revolvÃa el estómago. HabÃa tenido miedo de muchas cosas es su vida, y sabÃa que el miedo era algo con lo que ningún ser humano debÃa vivir. Lo acercó con un gruñido bajo y murmuró en su oÃdo:
-Tienes razón, él no podrÃa hacer nada... pero yo sÃ.
Un instante después sus manos se abrÃan y Aaron miraba al horizonte, sabiendo que el infierno era un paseo de verano comparado con la posibilidad de que alguien lastimara a su mulita terca. (4)
Lo único que se escuchó fue el grito de Martin mientas caÃa. Cuando cesó James y él se asomaron al borde de la terraza y vieron allá abajo el cuerpo del hombre, no tenÃa que ser adivino para darse cuenta de que estaba muerto.
-¿Se te resbaló? -preguntó James con tono carente de emoción.
-Me dio un calambre en las manos, creo que de escalar el muro -respondió Aaron con el mismo tono. 1 -La muerte de cualquier ser humano es una desgracia, pero hay algunos que solo provocan alivio cuando se van -murmuró James con cansancio-. Hay que llamar a la policÃa.
â
-Ya vienen en camino, los llamé antes de llegar le dijo Aaron y por âpolicÃaâ se referÃa a su abuela, que era la única capaz de desaparecer aque! cadáver sin mayores consecuencias-. Será mejor que lleves a Maddi al hospital. Tus padres y yo podemos ocuparnos de la policÃa.
En cuestión de minutos la policÃa se hizo presente. Una distinguida y seria detective venÃa encargándose del caso y enseguida metieron el cuerpo de Martin en una bolsa negra para cadáveres que se llevaban poco después. La detective les tomó declaraciones a a la familia y luego se acercó a Aaron, que estaba en el lugar del âaccidenteâ.
-Listo, cariño. Yo me ocuparé a partir de ahora le dijo Katerina con una sonrisa, sin que nadie pudiera escucharla. 2 -Gracias, abuela.
-¿Estás bien, hijo? -le preguntó-. ¿Necesitas hablar?
Lo que necesito es ver a Nahia -murmuró él con preocupación porque aquello le habÃa movido el suelo.
-Entonces ve a buscarla y deja de hacerte el macho alfa, que con ella no va a funcionarâle advirtió su abuela-. Resuélvelo, Aaron, que el arrepentimiento es el peor amigo. (1 El respiró profundo y asintió.
âBueno... si vas a hacerlo, entonces hazlo a lo grandeâ, se dijo antes de dirigirse hacia Nathan y Meli King para acabar de echarse la soga al cuello.