Chapter Capítulo 184
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
ATRACCIÃN PELIGROSA. CAPÃTULO 33. ¡Joder, tienes un doble!
-¡¿Pero cómo se te ocurrió, papá?! -exclamó Nahia furiosa-. ¡Si él va, yo no voy!
-¡Déjame que te explique algo, señorita! -Nahia apretó los dientes cuando escuchó la voz severa y molesta de su padre- âÃlâ
salvó a tu cuñada, a tus sobrinos, y a cuatro bebés, y le quitó para siempre una amenaza de muerte a tu hermano! ¡Asà que vas a venir aquà con el resto de la familia a agradecer como se debe, y te vas a comportar porque yo te di una buena educación!
¿Entendiste? (2)
-SÃ, papá -murmuró casi sorbiéndose los mocos.
-Solo... trae tu propio sartén porque tu madre tiene intención de esconder los de la casa -susurró Nathan-. Te quiero hija, adiós.
7 Nahia colgó y respiró profundo. ¡Si tenÃa que ir irÃa! ¡Pero comportarse jamás! Y eso se hizo muy evidente tres dÃas después cuando llegó a la escuela.
Maddi y James estaban más que emocionados con el embarazo de sus trillizos, pero todos estaban más preocupados por apaciguar a Nahia.
-Baja el sartén... bájalo... le decÃa su madre-. Trajiste el pesado, ese es de fractura craneal. Yo te enseñé mejor que eso... 3 Es que fractura craneal es lo que se merece el idiota! ¡Ahora que se aguante!
-Pero a todas estas. ¿Qué tanto te hizo? -la interrogó Meli.
-¡Me puso los cuernos! ¡El idiota me puso los malditos cuernos! -vociferó ella enojada.
-Mmmm... ¿qué tan grandes? -preguntó Nathan y Nahia se acabó de descontrolar.
-¡Gigantes! ¡Tipo alce, macho alfa, el rey del bosque, el padre de Bamby, Rodolfo el reno! ¡Asà de grandes! -vociferó y su padre hizo una mueca. 3 -Pues eso se ve grande. Que aguante el sartenazo entonces.
-¡Nathan! -exclamó Meli.
-¡Oye, él sabÃa con quién se metÃa! -sentenció su marido-. Ahora que se aguante como un hombrecito.
Y como si fuera cosa del destino el timbre de la puerta empezó a sonar.
-¡Que no se meta nadie! -advirtió Nahia empuñando su sartén y caminando hacia la puerta.
ParecÃa que cada hora de los últimos dÃas su rabia solo habÃa crecido. Abrió la puerta como un huracán en pleno destrozo, tan obcecada que ni quiera se dio cuenta de que el hombre frente a ella volvÃa a tener barba antes de descargarle el sartenazo que lo landó al suelo agarrándose la nariz. s -¡Bueno que te pase, para que escarmientes! -Nahia arrugó el ceño al escuchar aquella voz y de pronto vio a otro Aaron asomándose a la puerta-. ¡Hola nena! 5 -¡Aaaaahhh! -gritó agarrando la sartén con las dos manos y apuntándola a él... y luego al que estaba en el suelo... y luego a él-.
¡Joder, tienes un doble! -exclamó con voz ahogada.
-Si, seguro, sal de la pelÃcula de ciencia ficción, muñeca, que ya le gustarÃa a este ser el doble mÃo -rio Aaron mientras ayudaba a su hermano a levantarse-. Esta preciosura al que acabas de desviarle el tabique se llama Caleb y es mi gemelo.
Nahia se puso lÃvida.
-¿Gemelo?
-Exacto, este es el picha suelta que viste en el club, ¡besuqueándose con una rubia en vez de estar cuidándote que era lo que le habÃa encargado! -le gruñó Aaron a Caleb. 3)
-Entonces... entonces... -Nahia sintió que se ahogaba con sus palabras. No sabÃa si tenÃa ganas de llorar o de reÃr.
-¡Hola cuñadita! -la saludó Caleb y solo del nerviosismo Nahia le emparejó tras sartenazos más en el resto del cuerpo y luego otros tres a Aaron antes de tirar la sartén a un lado y salir de allÃ.
âNo entiendo -murmuró Aaron-. Se suponÃa que esto iba a solucionarlo.
-Y solucionado está, ahora no está enojado contigo sino con ella misma, pero igual tienes que ir a quitárselo se rio Caleb-.
Hazme caso que yo sé mucho de mujeres. (1)
-Dijo el soltero experto en relaciones -se burló Aaron.
-Pues yo follo más.
-¡Idiota!
-Pero me quieres.
Aaron puso los ojos en blanco y corrió detrás de Nahia mientras Caleb se autoinvitaba hasta la cocina.
-¡Hola familia! Se acepta hielo o carne, lo que sea para acomodar una nariz -saludó. 1 Todos lo miraron extrañados, porque obviamente la barba les resultaba rara cuando lo habÃan visto hacÃa menos de una semana, y finalmente Nathan se echó a reÃr.
-¡Tú eres el alce! -exclamó Adivino. Gemelos.
El muchacho le regaló un pulgar arriba.
-Pues no sé qué signifique pero sÃ, soy el gemelo inteligente -saludó-. Caleb, un placer. (
Todos lo saludaron, Maddi puso cara de entender y por fin pusieron al tanto a la familia de la terrible confusión.
-¿Y ahora dónde están? -preguntó Meli.
-Pues Nahia sigue enojada, asà que allá fue mi hermano, a sacrificarse en el altar de la dignidad para igualar los puntos rio Caleb-. Van a estar bien. Esos dos no se van a separar nunca.
Y realmente estaba seguro de eso, porque aunque Aaron no era tan relajado como él, Caleb sabÃa que su hermano jamás se habÃa portado con ninguna mujer como se portaba con Nahia.
Otra cosa en la que tenÃa razón era en que ella estaba ofuscada pero no con él. Si en aquel momento hubiera podido racionalizarlo, se habrÃa dado cuenta de que tenÃa miedo.
-Debi decirte que tenÃa un gemelo y que éramos exactamente iguales -murmuró Aaron alcanzándola en uno de los jardines traseros de la escuela-. Lo siento.
-Entonces sà estabas en Gales -murmuró ella abrazándose el cuerpo y mirando al suelo.
-SÃ, nena, estaba en Gales. Caleb te cuidaba por mÃ, pero ahora sé que no debà haberme ido... tenÃa que haberme quedado contigo...
-¡Dios, me siento tan estúpida! -murmuró ella cubriéndose el rostro con las manos.
-Créeme, yo más. Si solo te hubiera dicho... -Aaron se acercó a ella con lentitud y tiró de una de sus manos para acercarla a él-. Pero Nahia tienes que creer en mÃ. -Levantó su barbilla y la hizo mirarlo mientras los ojos de Nahia se humedecÃan-. Dios sabe que no soy ningún santo, nena, pero tienes que creer en mà cuando te digo que te amo, que eres lo más importante que tengo. Que te adoro.
-Aaron...
-¡Tienes que creer en mà cuando te digo que vivirÃa y morirÃa por ti! Que mataria por ti...
-Eso ya lo hiciste -murmuró ella y Aaron pasó saliva. James me dijo lo que pasó con Martin.
Aaron contuvo el aliento del miedo pero ella solo negó -No quiero hablar de eso... ¡Dios es que ni siquiera quiero irnaginar lo que pudo pasarle a mi familia si no hubieras estado aquÃ!
-susurró Nahia-. Pero no puedo evitar sentirme... asustada.
-¡No puedes tener miedo de mÃ, Nahia!
-¡No es de ti! No es de ti, Aaron, es... de miâconfesó ella-. Esto ha ido tan rápido, ha sido tan intenso que ni siquiera sé... Las últimas tres semanas he estado ahogándome y no soporto la idea de que eso pueda pasar de nuevo. ¡No quiero que pase!
Aaron quedó mudo por un momento, atónito por la sinceridad de sus palabras. Nunca habÃa visto a Nahia tan vulnerable y el solo hecho de saber que él era el responsable hacÃa que se sintiera peor. Se acercó todavÃa más a ella, la rodeó con sus brazos y se inclinó para acariciarle el cabello y besarla despacio.
-¡Nunca pasará de nuevo, Nahia, te lo prometo! -la aseguró. Nunca más nos separaremos. Voy a estar aquà contigo, porque mi corazón te pertenece solo a ti. No hay nadie más para mà que tú, nena. Y voy á estar más que feliz de demostrarte todos los dÃas lo mucho que significas para mÃ.
Ella suspiró despacio y unió sus labios con los de Aaron en un beso dulce que intentaba borrar las horribles semanas que habÃan pasado por culpa de aquel malentendido.
-¡Oye, solo tienes un hermano idéntico a ti, ¿verdad?! -rezongó ella de repente y Aaron asintió con una carcajada.
-Si, por suerte solo uno. El más pequeño no se me parece en nada... salvo en el mal genio dijo riendo mientras la levantaba por la cintura y le daba cientos de abrazos y besos.
Algunos minutos después, después de sellar la paz con otro beso, se dirigieron hacia la cabaña de sus padres para celebrar aquel dÃa en familia. HabÃa mucho que celebrar. La familia estaba emocionada por el embarazo de Maddi, y Nahia estaba en las nubes porque aunque Aaron tenÃa un doble, ella se habÃa enamorado del âpicha controladaâ. 3 Los meses que siguieron fueron los más felices de su vida. Aaron ya no tenÃa que ser su guardaespaldas, asà que ahora se comportaban como novios. Ãl se quedaba en su departamento en Londres y trabajaba en su empresa. Nahia estudiaba en la Universidad y se quedaba en Oxford.
Los viernes uno de los dos viajaba, casi siempre Aaron, excepto en los dÃas en que la familia King se reunÃa, entonces Nahia asaltaba a Aaron los jueves en la noche y no tenÃa que hacerle ojitos dos veces para que el saliera de la empresa.
Pocos meses después, el nacimiento de los trillizos de James fue el detonante para una de las decisiones más importantes en la vida de Nahia.
-¿De verdad vas a empezar una pasantÃa en la empresa de tu familia? -le preguntó Aaron-. Te he escuchado decir tantas veces que gracias a tus hermanos podrÃas estudiar lo que quisieras.
-¡Ya sé! -rio ella-. Pero es que darte órdenes ha desatado mi vocación. Ahora sé que me gusta mandar, asà que la empresa de la familia será.
Aaron rio divertido, a él le daba lo mismo que ella estudiara o trabajara en lo que quisiera, y le encantaban sus órdenes porque por lo general los hacÃan disfrutar mucho a los dos.
-Pues me alegro, un objetivo más que tachamos de la lista.
-Pues todavÃa hay algo más que no hemos tachado de la lista -le advirtió Nahia-. No he conocido a tu madre. -Aaron pasó saliva y se puso un poco pálido y la muchacha achicó los ojos-. Aaron Orlenko ¿ me estás escondiendo de tu madre?
-Nooooo. No, claro que no... Solo habÃa esperado a que tuviéramos tres hijos y nos hubiéramos casado y luego te la presentaba -murmuró él.
-¿En serio? ¿Tan mala suegra es? -se asustó Nahia.
-¡No, si no es porque sea mala suegra! Es que nunca ha sido suegra hasta ahora y... bueno... ustedes dos tienen un carácter muy fuerte. ¡Y yo quiero que se lleven bien!
-¿De lejos?
-Preferiblemente.
-¡Aaron!
Ãl respiró profundo, porque la verdadera razón por la que todavÃa no habÃa llevado a Nahia con su familia era porque querÃa estar seguro de que no saldrÃa corriendo espantada. Pero no quedaba otra opción. 1 -Está bien. Este fin de semana nos vamos a Ucrania -declaró.
-Perfecto. ¡Mami suegrita, ahà te voy! -gritó Nahia y Aaron hizo un puchero. 7 -Paz mental... jahi te vas!