Chapter Capítulo 82
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
UN NUEVO COMIENZO â¡Nathaaaaaaaannnn! Aquel grito hizo que Nathan corriera escaleras arriba desesperado, porque solo podÃa significar una cosa â ¡Se adelantó! â gritó Meli y él miró el pequeño charquito de lÃquido que habÃa sobre la alfombra entre sus piesâ. ¡El bebé se adelantó!
Corriendo a su lado, Nathan trató de mantener la calma y guiar a Meli en cada contracción, sosteniendo su mano mientras la ayudaba a bajar la escalera, â¡El bebé ya viene! âgritó y sintió que el pánico se apoderaba de su pecho.
En cuestión de minutos estaban de camino al hospital y Meli sonreÃa y se enojaba a la misma velocidad â ¡Estás cuatripolar! ¡De verdad será niña! 1 â ¡Cállate, Nathan! âgritó Meli antes de hacer un pucheroââ ¿Tú crees de verdad que sea una niña bien bonita? 1 Nathan la miraba por el retrovisor medio espantado. ¡Estaba loca!
No tardaron en llegar al hospital y enseguida prepararon la cesárea de Meli. La familia caminaba de un lado a otro en la sala de espera mientras Nathan entraba a acompañarla, Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se oyó un grito repentino y la doctora rio, anunciando la mejor noticia de todas.
â ¡Es una niña!âexclamó y Nathan hizo un bailecito de la victoria porque le encantaba haber tenido razón.
Se apresuró a ver a su bebé recién nacida y le hizo muchos mimos en cuanto se la entregaron, para luego ponerla en los brazos de Meli, eran hermosas y perfectas a pesar de todo el caos que las rodeaba en aquel instante.
â La hiciste increÃble âsusurró inclinándose para besar a su esposa en los labiosâ. Eres la mejor mujer del mundo ¿lo sabÃas?
â ¿Eso quiere decir que yo podré elegir su nombre? â preguntó Meli haciéndole ojitos. âClaro que sÃ, mi amor ârespondió Nathanâ¿Cómo quieres llamarla? âUn poquito como su papá... â¿Nathaniela? ¡No me espantes! âmurmuró Nathan. â¡Qué bruto eres! ¡Menos mal que eres sexy! â Meli puso los ojos en blanco â. Nahia, se va a llamar Nahia King. 2 Nathan sonrió de oreja a oreja y la besó.
â¿TodavÃa crees que soy sexy?
â¡Nathan, estamos hablando de nuestra hija...!
â Bella, mi amor, Nahia King, preciosa, me encanta... ahora otro besito, asÃ.
Meli rio mientras lo besaba y poco después las llevaron a su habitación privada donde todos podÃan ir a verlas. Los ojos de Nathan se llenaron de lágrimas de alegrÃa al ver a su familia reunida en ese momento, y supo que todo en adelante serÃa perfecto. Muy pronto el lugar se llenó de globos, flores, regalos y juguetes, y Sophia y James disfrutaron de su hermanita hasta que el doctor decidió que tanto la madre como la niña debÃan descansar. Rex fue uno de los últimos en entrar a ver a Meli y a la bebé, estuvo poco tiempo, pero cuando salió de aquella habitación, una voz suave le cortó el paso. â No puedes estar huyendo de mà para siempre. Tienes que hablar conmigo âmurmuró Sophi sin mirarlo, con la espalda apoyada en una pared y los brazos cruzadosâ. Somos familia, ya deja de evitarme...
â Exacto, somos familia âgruñó Rex dándose la vueltaâ. Y no sé por qué te empeñas en olvidarlo.
â¡No quiero olvidarlo, solo cambiarlo!
â ¡Sophia! â la voz de Rex era ronca y vibrante por la impotenciaâ. ¡Eres una chiquilla! ¡Y s la hija de mis mejores amigos! ¡Te saco doce malditos años, te vi crecer! ¡Sabes que te adoro, jamás querré a otra persona tanto como te quiero a ti, pero tampoco serás para mi nada más que mi sobrinita! ¡Eres una niña! 3 â Pero no seré una niña para siempre, ¿verdad? âsiseó ella y Rex retrocedió. Era como hablar con una condenada pared.
Siempre habÃa sabido que Sophia era fuerte y temperamental, pero jamás habÃa imaginado que no fuera capaz de ponerle un freno a su capricho.
Se restregó la cara con una mano mientras pensaba y entendió que aquello no cambiarÃa, su relación con toda la familia de Meli se arruinarÃa si no le ponÃa un freno urgente a Sophia.
â Tienes razón âgruñó determinadoâ. No serás una niña para siempre. Ya tienes dieciséis, tienes auto y licencia, esta noche a las diez te veo en mi departamento. âSophia retrocedió, sorprendidaâ ¿Qué, a qué viene esa cara? â siseó Rexâ. ¿Quieres hablar, no? ¡Bien! ¡Hoy a las diez en mi departamento! 1 Le dio la espalda y salió de allÃ, sin imaginar que mientras la historia de Meli y Nathan se acercaba a un hermoso âfelices para siempreâ, la suya solo estaba a punto de comenzar... de la manera más dolorosa posible.