Chapter Capítulo 94
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
JUEGOS DE SEDUCCIÃN. CAPITULO 11. Estoy contando con volverte a ver.
â¿Estás seguro de que quieres saberlo? iNo, claro que no estaba seguro! ¿Cómo iba a querer escuchar la historia de cómo algún hijo de put@ le habÃa roto el corazón a Abby? Sin embargo vivir en la ignorancia no lo ayudarÃa para nada a entender a aquella mujer y a ella de verdad querÃa entenderla.
âSÃ, sà quiero saber ââ declaró.
Abby maniobró para dejar el barco quieto y se apoyó en el timón.
âNo es un cabrón âmurmuró â. Al menos yo nunca lo vi asÃ.
â Supongo que cuando amas a alguien, no eres capaz de ver ninguno de sus defectos â comprendió Rex â No, no es eso â sonrió Abbyâ. Créeme, conozco cada uno de sus defectos. El problema es que uno quiere âporâ y ama âa pesar deâ. â Rex arrugó el ceño porque no comprendÃa, asà que Abby solo continuóâ. Quieres a una persona âporâ todas las cosas maravillosas que ves en ella, pero amar es diferente. Cuando amas a alguien lo haces âa pesarâ de sus defectos. Asà que sÃ, yo conocà todos sus defectos... y para mà sigue siendo una buena persona.
â¿Entonces qué te hizo? â preguntó Rex. â No me quiso â dijo ella encogiéndose de hombrosâ. Jamás me vio de esa forma.
Me querÃa, pero no me amaba. Hice todo lo que pude para cambiar eso, pero al final... él simplemente no quiso creer en mi amor.
Rex arrugó el ceño.
â ¿Por qué? Abby sonrió con tristeza.
â Porque si me hubiera creÃdo, habrÃa tenido que amarme... y él no es de los que hacen eso. Rex apartó la mirada y apretó los puños. No sabÃa si tenÃa ganas de romperle la cara al estúpido ese o agradecerle que hubiera dejado libre a Abby para que él pudiera encontrarla. Igual le molestaba que ella hubiera sufrido alguna vez por otro hombre. s â Para mà igual es un cabrón â rezongóâ. Tú no te merecÃas sufrir. La escuchó sonreÃr por lo bajo.
â Nadie se merece sufrir por amor, pero no podemos evitar lastimar a las personas cuando no las amamos. Tú lastimaste a tu sobrina ¿no?
Rex se giró hacia ella con un gesto de sorpresa.
â¡Eso fue algo diametralmente diferente! ââexclamó.
â¿Por qué?
â¡Porque Sophia era una niña! ¡TenÃa dieciséis años! ¡Ni siquiera sabÃa lo que querÃa! âse defendió él.
âBueno... yo también era muy joven cuando me rompieron el corazón, probablemente el hombre que lo hizo también debió pensar que era lo correcto.
â ¡Eso es basura! Porque cuando ese tipo te lastimó, te convirtió en una isla. Connan tenÃa razón, solo eres un ave de paso, cada vez que amanece pareciera que estás esperando el momento de echar a volar. SÃ, eres una mujer fuerte, pero también te convertiste en una mujer distante, amurallada, que no está dispuesta a compartir su corazón. Abby lo miró en silencio por algunos segundos antes de hacerle una sola pregunta:
â¿Y tú tienes alguna idea de la clase de mujer en la que convertiste a Sophia? Rex gruñó tres maldiciones e hizo amago de alejarse de ella. Mientras, Abby no podÃa evitar pensar que la verdad era ese ruido desesperante que a nadie le gustaba escuchar. Y él no era la excepción.
â¡No, ¿sabes qué!? ¡Yo hice lo mejor para Sophia, y lo harÃa mil veces! ¡No habÃa razón para arruinar su vida cuando yo jamás iba a amarla como a una mujer! ¡Y algún dÃa ella se dará cuenta de eso! â le espetó y los ojos de Abby se cristalizaron por un segundo, llenos de tristeza, âSÃ, supongo que un dÃa se dará cuenta âmurmuró antes de girar el timón y poner proa de regreso al muelle.
Volvieron al departamento en silencio, pero la frustración de Rex de repente comenzó a convertirse en nerviosismo porque Abby se veÃa demasiado triste, demasiado cansada. â¡TenÃas que sacar el maldito tema, Rex! ¡TenÃas que sacarlo!â gruñó mentalmente, molesto por ser también él parte de lo que le provocaba tristeza a la muchacha. La vio irse a dormir temprano, pero por desgracia Rex Lanning tenÃa cero experiencia consolando corazones heridos; asà que casi agradeció recibir aquella llamada de Meli que lo mantuvo fuera de la habitación.
â¿Meli? ¿Cómo estás, princesa? âsonrió. â Cansada, estos sobrinos tuyos van a volverme loca... â rio Meliâ. Pero te hablo precisamente para hablarte de uno de ellos.
âOK, dispara. âSophi va a regresar âdijo su mejor amiga y Rex se quedó petrificado con la noticia. â ¿Va a regresar? ¿¡A Boston!? âSÃ, cariño, por fin nuestra ballenita regresa con la familia, ¿puedes creerlo? Rex sintió aquella calidez especial en el corazón que lo invadÃa siempre que se trataba de Sophia.
â¡Esa es una excelente noticia, Meli, de verdad! Pero regresa bien, ¿cierto? â se preocupó de repente, Digo, no regresa porque tiene problemas ni nada.
â¡Noooo! ¡No, no, al contrario! ¡Viene con una gran noticia Rex, una noticia espectacular de veras! âdijo Meli y se detuvo con suspicacia-. Sophi viene a celebrar con nosotros su compromiso.
â ¿Eh...? â Rex sentÃa que se le desencajaba la quijada de la impresiónâ¿Es una broma? âNo, cariño, para nada. Ella y Will se comprometieron, lo cual no deberÃa sorprendernos porque se fueron juntos de aquÃ, era evidente que en algún momento eso iba a suceder â
respondió Meli â Ella está feliz, Rex, tenÃas que haber escuchado como lloraba y todo de la alegrÃa. Asà que este es un momento muy importante, por eso te llamo: tienes que volver a Boston. 3 â Meli... no quiero incomodar a nadie... â respondió él.
â¡Es que no hay nadie a quién incomodar! ¡Es más que evidente que Sophia ya te superó, se comprometió con otro, por amor de Dios! âexclamó su amiga, molestaâ . jEres una parte importante de esta familia y no podemos prescindir de ti en un momento asÃ! Sophi acaba de decirme y cito: no dejes que el tÃo Rex se escape esta vez. ¿Escuchaste eso? ¡Te llamó tÃo!
Rex sonrió con cierto alivio y luego suspiró.
âOK, OK, regreso. ¿Cuándo llega?
âEn una semana. Vamos a ir todos al aeropuerto a recibirlos, con los globos, la música y el alboroto, asà que ven lo más pronto posible. ¡Si te pierdes esto te juro que te voy a hacer vadú, Rex!
â¡Vudú, tarada!
â¡Eso mismo, pero te voy a poner las pelotas azules con acupuntura! ¡Ven para acá! â lo amenazó Meli.
âSà jefa, ahà voy a estar, no te preocupes.
Colgó el teléfono y respiró despacio, no sabÃa exactamente lo que sentÃa, solo sabÃa que querÃa lo mejor para Sophi y William Bishop era un excelente chico, solo cuatro o cinco años mayor que ella, diseñador de autos en una de esas grandes empresas de Alemania. Se detuvo en la puerta de la habitación y miró a Abby dormir; y se dio cuenta de que odiaba que se enojara en serio. Se acercó a la cama y besó con suavidad su pantorrilla, subiendo por su pierna, su muslo, hasta rozar el borde delicioso de sus bragas. La mordió allà y la escuchó ronronear con dulzura, mientras él la llenaba de besos.
Bajó su lencerÃa y se coló entre sus piernas como un ladrón, comenzó a lamerla, a chuparla, a saborearla hasta que sintió sus músculos temblar y se derramó en su boca. Ella levantó la cabeza sonriendo débilmente.
âEres un tramposo âmurmuró, y él resopló entre risas. â ¿Y eso es malo?
â ¿Crees que puedes quitarme el mal genio con sexo? â Abby ronroneó y extendió sus brazos para atraerlo hacia ella. Rex escaló la cama y se posicionó entre sus piernas. Abby abrió los ojos y levantó la mirada hacia él, mientras una sonrisa brillaba en su rostro. â ¿Alguna vez te dije lo hermosa que eres? â susurró Rex. Ella negó con la cabeza y él tomó su boca con un beso urgente y posesivo. Sus manos la recorrieron con voracidad, desnudándola, explorando cada centÃmetro de su piel. Abby se estremeció cuando los dedos de Rex la encontraron y arqueó la espalda, gimiendo, mientras él la acariciaba. Sus movimientos se volvieron más insistentes y ella lo agarró de las muñecas para detenerlo.
âRex â jadeóâ, tengo que decirte algo.
â¿Qué? â preguntó él frunciendo el ceño. âTe quiero âsusurró Abby, y él sintió que por un breve instante su corazón se detenÃa.
âYo también te quiero, Abbyâsusurró mientras se encontraba con su boca en un beso dulce que muy pronto estalló en un mar de pasión.
Abby jadeaba mientras sus dedos la acariciaban y se movÃan dentro de ella, construyendo un ritmo perfecto. Rex gimió su nombre mientras lo atraÃa hacia ella y lo envolvÃa con su calor. Se enterró en Abby profundamente, sintiendo su cuerpo temblar a medida que ella lo estrechaba más, produciendo oleadas de placer que recorrÃan todos sus sentidos. Mientras la embestia, Rex se concentró en escuchar los gemidos de Abby, en disfrutar de cada ráfaga de placer que le daban sus caricias.
Era glorioso invadir su sexo, sentir las paredes rozándolo casi dolorosamente mientras ella gemÃa y se estremecÃa. No se detuvo, siguió penetrándola salvajemente mientras el sudor y los gritos llenaban aquella habitación.
Su orgasmo se acercaba, y Rex se entregó a él con un grito, sintiendo que el mundo estallaba en mil pedazos mientras Abby explotaba a su alrededor.
Al fin juntos, completamente satisfechos, se abrazaron tiernamente mientras la lluvia golpeaba contra las ventanas del dormitorio. La noche era perfecta y sus cuerpos estaban unidos para siempre en esa esencia de deseo y de amor.
Rex la abrazó fuertemente y la besó con ternura mientras se adormilaban cada uno en el calor del otro. Ãl rodó sobre ella para cobijarla con su cuerpo y Abby apoyó la cabeza en su pecho, cerrando los ojos y suspirando.
â Lo siento âmurmuró Rexâ. Por todo. Por favor no volvamos a hablar sobre esto. Ella no respondió, simplemente se acurrucó contra él y se quedó dormida.
Al dÃa siguiente cuando despertó, él estaba cantando en la cocina mientras preparaba el desayuno.
â Alguien está feliz âmurmuró Abby.
âUn poco sÃ.
â ¿Hay buenas noticias? â preguntó ella sentándose en una banqueta y lo vio asentir.
âSophi regresa en una semana ârespondió Rexâ. Viene a celebrar su compromiso, se va a casar.
â¡Wow! ¡Eso es grande! Debes estar muy feliz âmurmuró Abby.
Rex se detuvo un momento y luego asintió con una sonrisa.
âSÃ, asà es. Estoy muy feliz ârespondió mientras Abby bajo la mesa apretaba los puñosâ. Debo regresar a Boston... ¡vamos a hacerle un gran recibimiento! y querÃa preguntarte si quieres venir conmigo, me gustarÃa que conocieras a mi familia.
â¿Quieres que conozca a tu familia o que esté allà para que tu sobrina vea que tienes algo medianamente parecido a una relación? â lo increpó ella con suspicacia.
â ¿Los dos?
âBueno... es cierto, no deberÃas ir solo. Solo por si acaso, serÃa bueno que fueras a recibir a tu sobrina acompañado âmurmuró Abby levantándose. Pero tendrás que conseguirtea alguien más. 1 Ella suspiró antes de levantarse y regreso de la habitación con un pequeño papel.
â¿Un boleto de avión? âpreguntó Rex con sorpresa â ¿Te vas? âEn cinco dÃas â respondió Abbyâ. Ya es hora de que vuelva a casa. Rex se sentÃa triste y molesto a la vez, pero sabÃa que ella siempre habÃa planeado irse. â¿Puedo...? ¿Quieres que vaya a visitarte? â le preguntó. âClaro que sà â contestó Abby con una sonrisa indescifrableâ. Estoy contando con volverte a ver.
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