Capítulo 244
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
CapÃtulo244 Bella y Carlos hablan estado en contacto muchas veces antes, y conocÃan un poco de su estilo. Realmente no podÃa pedir ninguna información de alto secreto, solo la buscó debido al asunto de Laura Bella se quedó en silenun momento. -¿Acaso la señorita Laura no ha tenido suficiente trauma ya? ¿Qué más quieres que haga? Eres lista-dijo Carlos-. Ella se ha enterado de que vas a ir a trabajar en esa Banco de Inversión de Expedición el próximo mes y también quiere ir.
-¿Y qué? DeberÃas necesitar una asistente.
-¡Yo no necesito una! -Entonces ya está decidido. -dijo Carlos, y colgó el teléfono.
Bella se quedó sin palabras.
Maldito Carlos, ¿no sabÃa que ya tenÃa suficientes problemas? Sabiendo que Laura le tenia inquina, aún asà la puso como su asistente, ¿Carlos estaba loco? Bella pateó el césped que habÃa junto a un macetero.
Pero el césped también se le rebeló, rebotando de vuelta hacia ella.
Bella, enfurecida, lo pisoteó.
¡Resiste a mà otra vez! -Jaja. -de repente se oyó una risa suave a sus espaldas.
Bella se giró y a un hombre de unos veintiséis o veintisiete años, vestido con ropa informal y gafas, que parecÃa cálido y afable.
Le resultaba familiar, como si ya le hubiera visto antes.
-Hermanita Bella, qué coincidencia, no esperaba encontrarte aquÃ. -dijo el hombre, acercándose a ella con una sonrisa.
Por su forma de saludarla, Bella recordó que era DarÃo Cruz, el nieto del abuelo Cruz.
Después de unos años, ya no tenÃa ese aire juvenil, sino que se habÃa vuelto más maduro y sereno, dando una sensación de tranquilidad.
DarÃo era cuatro años mayor que ella, por eso el abuelo le pedÃa que la llamara "hermanita".
Normalmente, ese tipo de tratamiento podrÃa parecer superficial y pegajoso, pero en boca de DarÃo sonaba natural, como Åi de verdad fueran hermanos, sin que hubiera incomodidad o extrañeza a pesar de no verse en años.
Bella tampoco se lo tomó a mal y le respondió con naturalidad: -Hermano Dario.
DarÃo sonrió con suavidad: -Mi abuelodijo que llegaste ayer, yo querÃa ir a recogerte al aeropuerto, pero llegué de madrugada y no pude llegar a tiempo. Lo siento mucho.
+15 BONUS ¡Tú ya estás tan ocupado, no es necesaque te preocupes por nuestros asuntos, podemos arreglarlo nosotros mismos! DarÃo sonrió dulcemente de nuevo. -Nuestros abuelos estarán recordando viejos tiempos, ¿si no tienes nada que hacer, te gustarÃa que te llevara a dar un paseo por el hospital? -Claro,encantarÃa.
El entorno alrededor del hospital era agradable y apropiado para pasear.
Bella y DarÃo se habÃan visto antes cuando ella estaba en su segundo año de universidad, tenÃaninformación de contacto el uno del otro, pero nunca se habÃan comunicado. Ahora, al caminar juntos, sorprendentemente no se sentÃan cohibidos. Cuando regresaron a la habitación, los dos ancianos al verlos se alegraron de verlos tan a gusto.
Por la tarde, el abuelo Cruz necesitaba descansar y recuperarse, Bella acompañó a su abuelo fuera del hospital.
Durante los siguientes dos dÃas, Bella acompañaba a su abuelo porlam mañana al hospital y por la tarde daban paseos y exploraban alrededores seguros y amplios. La herida en su palma ya estaba casi curada y le habÃan quitado el vendaje.
Pedro la habÃa llamado aquella noche, pero no se habÃan comunicado de nuevo en estos dÃas.
Faltapan solo tres dÃas para el cumpleaños de la abuela Romero, Bella decidió regresar a casa mañana. En su último dÃa en la Provincia de Lago, acompañó a su abuelo a pasear y admirar el paisaje por las pintorescas calles adoquinadas.
Preocupada de que su abuelo se torciera o resbalara, Bella lo sostuvo sin soltarlo en ningún momento.