Chapter 61
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
1 CapÃtulo 61 Patricia estaba descontenta: -Bella, tú también tienes acciones en M-Q, ¿por qué eres tan indiferente a los asuntos de la empresa? Un negoexitoso también es bueno para ti.
-¿Cómo puedes dejar que Bella se encargue de este tipo de cosas? -Alberto exclamó. En los ojos de los demás, nuestra posición familiar no es tan alta como la de ellos. ¿Por qué tenemos que molestarlos una y otra vez? ¿Cómo esperas que Bella mantenga su dignidad en su casa? Patricia respondió con cierto pesar: -Papá, sabes lo difÃcil que es hacer negocios en estos tiempos. Corporación Mar no quiere recibirnos. Pero ellos tienen tratos con Grupo Romero. Si Pedro se involucra, seguro que podemos cerrar el trato.
-Si ellos no nos reciben, debe haber una razón. Ustedes deberÃan encontrar una solución por su cuenta en lugar de obligar a Bella a buscar a Pedro.
-¿Pero...? -No digas más, ustedes se encargan, no puedo permitir que Bella se vea afectada, Alberto ordenó directamente. Bella se sintió muy conmovida, su abuelo siempre la protegia de esta manera, sin importar la situación.
-Tia, el abuelo tiene razón. No podemos depender siempre de Pedro. Asà que realmente no puedo ayudarte con este favor, dijo Bella.
Patricia se sintió frustrada, pero aún asÃ, cerró la boca a regañadientes.
Después de todo, Bella era la esposa de Pedro, y su abuelo siempre la protegÃa.
Si ella comenzaba una pelea, serÃa ella la que saldrÃa perdiendo.
-Abuelo,voy. Por favor, mantén en mente lo quepediste, dijo Bella antes de salir de la sala.
-Papá, ¿qué le pidió Bella?, -preguntó Patricia, nerviosa.
Alberto entendió lo que Patricia pensaba y negó con la cabeza. -Bella no es tan codiciosa como piensas. Mañana le pedirás a tu esposo que regrese.
Bella regresó en coche a Ciudad Dragón.
El automóvil habitual de Pedro ya estaba estacionado en el garaje, lo que indicaba que él habÃa regresado.
SolÃa anhelar su regreso todos los dÃas, pero él siempre parecÃa impaciente por volver a casa.
Ahora que ella preferÃa que no estuviera en casa, él siempre llegaba a tiempo. Es difÃcil conseguir lo que uno desea.
Al entrar en el vestÃbulo, Fiona la recibió.-Señora, el señor tiene fiebre. El médico vino a examinarlo y ahora está descansando arriba.
Bella asintió con la cabeza. - Vale.
Alrededor del mediodÃa, ella ya habÃa sentido que Pedro tenÃa fiebre, pero nunca pensó que serÃa tan grave como para necesitar la visita de un médico.
Bella se cambió de zapatos y subió las escaleras.
No se cuenta de que Fiona estaba a punto de decir algo.
Al abrir la puerta de la habitación, Bella se deshizo de sus zapatos y su bolso, y hábilmente sacó su sujetador por el cuello y lo lanzó con fuerza sobre la cama.
-¡Ah! Justo en el momento en que lanzó su sujetador, Bella a alguien sentado en la cama.
Emitió un grito agudo por reflejo.
Al siguiente instante, se cuenta de que la persona sentada en la cama era Pedro.
Pero antes de que pudiera recuperarse, que Pedrose m vel quitaba el sujetador que habÃa caÃdo sobre su cabeza.
Pedro sostenÃa el sujetador negro con sus largos dedos, marcados por las articulaciones, con una sugerente mezcla de calidez y vergüenza -¡Eres un pervertido! -Bella estaba avergonzada y furiosa, tratando de arrebatarlo.
Pero el brazo de Pedro se levantó rápidamente, dejando a Bella atrapada en el aire.
Bella extendió desesperadamente su brazo para intentar berperarlo esta vez logró agarrarlo, pero antes de que pudiera esconderlo, su cintura fue atrapada por una gran mano. [Sujetador: qué descarado] X