Chapter 9
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
CapÃtulo 9 Al ver la llamada entrante, el rostro de Pedro se transformó levemente y recibió la llamada.
Pedro, la hora de la reunión en el Banco de Inversión Rentilla se aproxima, ¿cuándo podrás llegar? Como el coche estaba en silencio, Bella pudo ofr claramente la suave voz de Anna al otro lado de la lÃnea. Pedro, recientemente, habÃa adquirido el Banco de Inversión Rentilla, con Anna como directora.
Bella recordó que, en su vida anterior, debido a su excelente trabajo en Rentilla, Anna habÃa obtenido el tÃtulo de la empleada más competente. En ese momento Bella no se resignaba a ser inferior a ella, por lo que también habÃa querido trabajar en el Grupo Romero para demostrar sus habilidades, pero Pedro solo se burló de ella. -¿Vienes a trabajar? ¿Sabes cómo sobrevivir en un lugar trabajo? ¿Sabes cuánto tiempo y esfuerzo dedicó Anna para obtener la aprobación de la junta?, ¿en secrees que puedes conseguir lo mismo con unas pocas palabras grandilocuentes? Los antecedentes y recursos de Anna no son tan buenos como los tuyos, pero es progresista y trabajadora, además es muy sensata y leida. En comparación con ella, no puedes hacer otra cosa que intimidar a la gente cada dÃa.
Aquel comentario, habÃa dejado a Bella sin palabras.
-Bien, lo sé le respondió Pedro a Anna, quitando a Bella de sus pensamientos.
Al ver el rostro de Pedro ante sus ojos, Bella sintió de repente que el aire del coche se habÃa enrarecido y que el ambiente se habÃa tornado, repentinamente, sofocante.
Miguel, por favor, detente, voy a bajar le indicó Bella.
-Señora, no es conveniente llamar a un taxi aquÃ, es mejor que vaya a la empresa con el señor Romero y luego yo le enviaré de vuelta....
No es necesario, quiero bajaaquÃ.
Bella no querÃa permanecer junto a Pedro ni un minuto más. Sin embargo, Miguel no paró el coche de inmediato, sino que miró a Pedro por el retrovisor, esperando sus instrucciones.
Cuando Pedro su cara de repugnancia, su ira resurgió en su corazón, por lo que le la orden a Miguel: ¡Para el coche y bájala! Miguel obedeció y aparcó el coche junto a la carretera.
Sin vacilar, Bella bajó del coche y un portazo.
-Bella, si te atreves a aprovecharte de mi abuela otra vez, ¡nunca te perdonaré ni te dejaré en paz!-le advirtió Pedro.
Ante aquella advertencia, Bella hizo oÃdos sordos y se adelantó sin siquiera voltearse una vež, Pedro se atragantó debido a la furia, entonces giró la cabeza y gritó a Miguel con rabia: Vamos, ¿qué esperas, que se haga de noche? a Miguel no sabÃa cómo responderle, por lo que se limitó a guardar silencio.
Bella tomó su móvil y pidió un taxi. Pese a que habÃa tenido que pagar un sobreprepor distancia, se sentia de muy buen humor.
Bella primero tomó un coche para ir al hospital, donde le hicieron un chequeo completo, especialmente en el estómago.
lo que estaba HabÃa sufrido mucho a causa del cáncer de estómago en su vida pasada, por decidida a que, en esta vida, se cuidarÃa bien, para poder eliminar, o al menos reducir, cualquier posibilidad de contraer de nuevo aquella enfermedad.
la Luego de terminar, los médicos le informaron que los resultados estarÃan disponibles dentro de unos dÃas, por lo que a Bella no le quedó más remeque regresar a la villa.
Al entrar, que la criada Fiona habÃa acomodado parte del equipaje que ella habÃa preparado la noche anterior. -Señora, ¿el señor volverá hoy? -le preguntó la empleada, con cautela-¿Quieres volver a empaquetar algunas cosas? Bella no lá contestó, pero sospechó que Fiona creÃa que ella habÃa hecho las maletas y habÃa insistido en divorciarse, con la intención de que Pedro regresara. Aunque la idea de Fiona la dejó sin palabras, ella podÃa descartar la idea de que Fiona la hubiera delatado con LucÃa.
Sin embargo, de verdad tenÃa muchas ganas de saber quién habÃa revelado este secreto. QuerÃa encontrar a esa persona y darle una paliza porque le habÃa impedido deslindarse de Pedro. Además, le habÃa prometido a LucÃa que no se mudarÃa de la villa antes del divorcio, por lo que no le quedaba otro remeque vivir allÃ, por el momento.
Al dÃa siguiente, al despertar, Bella decidió ir a practicar sus habilidades para conducir, ya que, pese a que se habÃa sacado el carné de conducir el mismo año que se habÃa graduado, hacÃa demasiado tiempo que no conducÃa y no le era una actividad para nada familiar. Con el fin de poder desplazarse con facilidad a su antojo en el futuro, necesitaba recuperar aquella habilidad. En un rincón del garaje habÃa un Maserati que le habÃa regalado su abuelo el dÃa de su matrimonio, pero no querÃa conducir el suyo. Con sus malas habilidades, si chocaba, le darÃa mucha pena, por lo que eligió al azar el coche de Pedro, arrancó el motor, de la manera en la que recordaba, y salió del garaje.
Un tanto incómoda, Bella condujo hasta la carretera, pero no tenÃa valor para ir al centro de la ciudad, ya que estaba demasiado concurrida, por lo que condujo con lentitud por una carretera relativamente apartada.
Cuando volvió a salir por la tarde, Bella consideró que se estaban familiarizando con la conducción, por lo que se animó a conducir a una velocidad que la de aquella mañana.
Al llegar a un cruce, Bella estaba a punto de dar la vuelta, cuando, de pronto, un perrito salió corriendbly la hizo sobresaltarse y darle un tirón al volante. Aquel brusco movimiento logró que, estruendosamente, chocara contra un coche que venÃa de frente por la carretera principal.
Cuando Bella la brillante pintura y el deslumbrante logotipo del coche, abrió los ojos de par en par. HabÃa пÑÐ°Ñ comenzadomuy mal pie. Acababa de chocar contra un coche de lujo. Sin embargo, habÃa tenido la precaución de no conducir su provehÃculo; de lo contrario, ahora se estarÃa lamentando por los daños. Rápidamente, el conductor del otro coche se apeó del vehÃculo y ella se apresuró à imitarlo. -Lo siento, no presté atención...
Sin embargo, el chófer ignoró su disculpa, mientras tomaba fotos de los daños para, a continuación, llamar a la policÃa, como si estuviera acostumbrado a aquello.
¿Por qué te demoras tanto? -preguntó una voz ligeramente impaciente desde el interior del coche.
Señorito Sánchez, lo siento, pronto estará listo -respondió el conductor, con cierto temor, y, acto seguido, miró a Bella y le dijo: Permitque fotografie su permiso de conducir y dsu número de teléfono. Un abogado se encargará de hacer el seguimiento por la tarde. Al oÃr las palabras del hombre, Bella no pudo evitar abrir la boca, sorprendida por la eficiencia con la que los ricos trataban los accidentes de tráfico. Bella sacó su permiso de conducir y se lo entregó.
-El propietaes Pedro Romero. ¿Este no es tu coche? -Es de mi marido, este es mi número de teléfono -respondió Bella y le entregó un papel en que habÃa escrito su número.
el que -Aquà tienes la tarjeta de nombre del abogado, él...
Espera un minuto.
Bella estaba a punto de tomar la tarjeta cuando un hombre abrió la puerta trasera del coche, y los interrumpió.