Niña en sus ojos Reina en su tierra Capítulo 11
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 11
Santiago tenia un aire suave y una presencia menos dominante que Magda; incluso su manera de hablar era dulce y suave.
Jazmin, con la cabeza gacha, comÃa con seriedad.
Magda y Santiago habÃan pasado una buena temporada en el extranjero cuando eran jóvenes y preferÃan un buen bistec incluso en las mañanas. A JazmÃn no le gustaba empezar el dÃa con algo tan pesado, asà que optó por un par de rebanadas de pan tostado, un vaso de leche y un huevo. ComÃa a un ritmo pausado, masticando cada bocado de pan más de diez veces, llevando el arte de comer despacio a otro nivel.
Después de tragar, se limpió la boca con una servilleta y levantó la cabeza lentamente, su voz era cálida y suave: âEstá bien.â
Fueron dos palabras neutras.
Santiago sonrió: âQue bueno que te acostumbres. Tu mamá y yo te compramos una computadora y un celular, ¿te has adaptado a ellos?â âNo los he usado aún.â Aquel flamante iPhone y la computadora seguÃan sin abrir, en el mismo lugar donde JazmÃn los habÃa dejado. â¿No los has usado?â Santiago preguntó, confundido, âNo te gustan?â
Antes de que JazmÃn pudiera responder, Greta, sentada al otro lado de la mesa blanca, interrumpió: âPapá, preguntarle eso la puede hacer sentir incómoda.â
â¿Incómoda?â Santiago frunció el ceño. ¿Por qué se sentirÃa incómoda?â
â¡Papá!â Greta frunció ligeramente sus elegantes cejas y parpadeó, como si intentara darle una señal a Santiago con la mirada, âDeja de preguntar, sabes bien que Jazmin no ha tenido las mejores condiciones de vida antes.â
Santiago se quedó perplejo por un momento, tardando unos segundos en comprender a qué se referÃa Greta.
Se habÃa olvidado de que su hija, recién llegada del campo, habÃa sido traÃda de una zona montañosa empobrecida.
La vida de ella habÃa sido dura, seguramente nunca habÃa tenido un iPhone o una computadora tan buenos; no era que no quisiera usarlos, sino que no
sabÃa cómo hacerlo.
Al darse cuenta de esto, Santiago pensó que definitivamente las mujeres tienen un cuidado especial por los detalles que él ni siquiera habÃa considerado.
Le preocupaba que JazmÃn pudiera sentir su orgullo herido, asà que frunció los labios y tosió levemente: âMira, JazmÃn, cualquier cosa que no entiendas de la vida cotidiana, puedes preguntarle a tu hermano o a Greta. No te avergüences, no hay nada de qué avergonzarse con tu propia familia.â
âClaro, también puedes preguntarnos a tu madre y a mÃ. Siempre que estemos disponibles, podemos enseñarte.â
âUhâhuh, si necesitas ayuda con algo, solo dilo. Estaré encantada de ayudarte con lo que sea posible,â dijo Greta con una sonrisa dulce y tranquila en su rostro, mostrándose muy dispuesta.
Pero en su interior, JazmÃn le resultaba extremadamente antipática.
Esa chica rural recién llegada parecÃa aún más fingida de lo que esperaba.
Pretender ser erudita con novelas extranjeras que supuestamente podÃa entender, y hasta para comer tenÃa que aparentar, masticando un pedazo de pan más de diez veces, como si fuera la encarnación de la elegancia y feminidadâ¦
Nunca habÃa visto a alguien actuar tanto.
A pesar de ser claramente una campesina, estaba empeñada en disfrazarse de una dama de alta sociedad..