Chapter Capítulo 147
La mamá de mi hijo será mi mujer
CapÃtulo 147 Timothy todavÃa estaba un poco avergonzado. âGracias, Tess. Comamos.â
Durante mucho tiempo habÃa hecho de esto su objetivo, pero siempre estaba demasiado avergonzado para decirlo. Ahora que le habÃa dicho a su hermana, obtuvo su apoyo.
Sintiéndose feliz, comió otro tazón de arroz.
Después de que terminaron de comer, Tessa estaba a punto de ayudar a limpiar los platos, pero su hermano la detuvo. âTess, no hagas estos trabajos pesados. Déjame esto a mÃ. Puedes volver a tu habitación y descansar.
Tessa sonrió. âOK gracias.â
Después de regresar a la habitación, la sonrisa en el rostro de Tessa se desvaneció lentamente.
Aunque hablar sobre el futuro con Timothy hace un momento la hizo feliz, todavÃa se sentÃa un poco perdida.
Antes de esto, bromeó diciendo que querÃa que su hermano la apoyara, pero solo bromeaba. ¿Cómo podÃa permitirle tener tanta presión?
Mi hermano tiene sus propios objetivos en la vida, pero...
Independientemente de si era la última vez o ahora, tocar el violÃn era su mayor sueño y no querÃa renunciar a la oportunidad de subirse al escenario.
Ella estaba insatisfecha.
Finalmente consiguió el puesto, pero ahora tenÃa que dárselo a otra persona.
No fue fácil para ella ser vista en medio de la densa multitud, pero antes de que pudiera salir, la patearon de nuevo.
HabÃan pasado tantos dÃas desde el incidente, pero no importaba cómo se convenciera a sà misma, todavÃa no podÃa aceptarlo.
Este tipo de estado de ánimo la hacÃa sentir como si alguien estuviera asfixiando su corazón y sus pulmones, como si una corriente de aire estuviera bloqueada en sus vÃas respiratorias, incapaz de pasar.
Temprano a la mañana siguiente, después de que Timothy salió, Tessa se vistió y salió por la puerta.
Con la cabeza nublada por las preocupaciones, llamó a un automóvil y salió de la residencia, sin darse cuenta del Maybach estacionado al costado de la carretera.
Nicholas, que estaba en el Maybach, no pudo evitar fruncir el ceño cuando la vio irse.
¿Qué está haciendo esta mujer? Su herida aún no ha sanado, pero ya está corriendo.
Le dijo a Edward de manera impaciente: âConduce. SÃguela.
HabÃa muchas preguntas en el corazón de Edward. El presidente Sawyer está siguiendo a la señorita Tessa en lugar de ir a trabajar a la oficina esta mañana. ¿Que esta pasando?
Sin embargo, no se atrevió a preguntar demasiado. Sus manos y pies reaccionaron un paso más rápido que su cerebro cuando inmediatamente obedeció la orden, se abrió paso entre el tráfico y la siguió.
Diez minutos después, Tessa salió del automóvil que se habÃa detenido frente al edificio de oficinas de la orquesta y entró. Edward preguntó: âPresidente Sawyer, ¿aún tenemos que seguirla?â.
Nicolás se quedó en silencio.
Edward sabÃa lo que estaba pensando, asà que estacionó el auto y esperó a que saliera Tessa.
Después de entrar al edificio, Tessa fue a la oficina del gerente y encontró a Trevor. âSeñor. Osvaldo.
â¿Tessa? ¿Por qué estás aquÃ?â Trevor se sorprendió cuando la vio.
Tessa respiró hondo. âQuiero participar en el entrenamiento. Quiero subir al escenario. Prometo que mi actuación no saldrá mal. Por favor, dame esta oportunidadâ.
Pensó mucho en eso anoche, y todavÃa sentÃa que no podÃa perder esta oportunidad.
âSeñor. Oswald, mi situación no es tan grave ahora. Déjame subir al escenario. No habrá errores. ¡Prometo!â
Inmediatamente recogió el violÃn en la oficina. âPuedo demostrárteloâ.
Trevor se quedó atónito por solo un segundo e instantáneamente agarró el violÃn de la mano de Tessa. â¡Tessa! Estás yendo demasiado lejos. Despierta. ¿No quieres tocar el violÃn en el futuro?â
âSeñor. Oswald, déjame actuar. En realidad. Estoy casi completamente bien ahoraâ. La voz de Tessa se suavizó, pero sus ojos estaban fijos en Trevor.
Como lo miraban asÃ, el corazón de Trevor se suavizó y respondió suavemente: âNo es que no quiera darte una oportunidad. También es por tu propio bien. ¿No recuerdas lo que te dije ese dÃa? Tessa, todavÃa eres joven. Ahora solo tienes veinte años.
¿Sabes cuántas personas solo se vuelven famosas a los treinta y cuarenta años? Ya te está yendo bien a tu edad, asà que no te apresuresâ.
Tessa no respondió, solo se quedó allÃ.
Trevor no sabÃa de qué otra forma consolarla, asà que solo pudo darle una palmada en el hombro. âOye, eres joven. Hay que saber asentarse. Vuelve y recupérate. Siempre habrá oportunidades.
âBien.â Tessa asintió, sintiéndose un poco perdida.
âOye, ¿estás aquÃ, Tessa?â En este momento, sonó una aguda voz femenina.
Tessa se volvió y vio que era Queenie Myers.
En este momento, Queenie vestÃa el traje hecho a la medida del asistente del concertino mientras se pavoneaba hacia Tessa.
Cuando Tessa vio el atuendo, sus ojos se sintieron como si hubieran sido perforados y se pusieron un poco rojo