Chapter Capítulo 7
La mamá de mi hijo será mi mujer
CapÃtulo 7 Amor a primera vista La ceremonia comenzaba poco a poco en el salón del banquete y, a mitad de camino, el maestro de ceremonias subió al escenario para leer el nombre de la violinista que actuarÃa como solista. Gregory, que se habÃa aburrido lo suficiente desde el comienzo del banquete, se iluminó de inmediato al exclamar:
â¡Papá, es la mujer bonita!
La mirada de Nicholas se dirigió al escenario. En ese momento, Tessa ya se habÃa puesto un elegante vestido beige, con un corte modesto que acentuaba la curva de su cintura y favorecÃa su silueta de forma impecable. Llevaba en la mano el violÃn que el niño habÃa escogido antes para ella mientras se dirigÃa con elegancia al centro del escenario.
Cuando las luces de la pista brillaban sobre la piel de porcelana de su cara de muñeca, tenÃa un aspecto deslumbrante. Por un momento, la sorpresa brilló en los oscuros orbes de Nicholas, y pensó que de verdad podrÃa estar encantado con ella.
En el escenario, Tessa no pudo evitar estar un poco nerviosa mientras se mantenÃa erguida bajo el escrutinio del silencio sepulcral del público. Era la primera vez en toda su vida que actuaba ante tantos miembros importantes y distinguidos de la sociedad, en especial ante unos tan formidables como los Sawyer.
Al levantar la vista, sin querer, se fijó en Nicholas entre la multitud.
Su constitución alta y delgada parecÃa destacar entre los demás invitados, y el aire imperioso con el que se comportaba le hacÃa parecer intocable y por encima de todos los demás.
Sin darse cuenta, sus miradas se encontraron, y se estremeció al ver cómo sus ojos se asemejaban a un mar profundo e interminable, como remolinos oscuros que amenazaban con arrastrarle y ahogarle con una sola mirada.
El corazón le dio un vuelco, y rompió el contacto visual, encontrando en su lugar la ansiosa mirada de Gregory. El niño estaba sentado en un pequeño trono mientras miraba a Tessa con ojos brillantes, la anticipación clara en su rostro.
Por alguna razón, toda la ansiedad se desvaneció en ella en cuanto vio a Gregory, e incluso logró una sonrisa fácil. Antes de comenzar su actuación, se inclinó hacia el micrófono y dijo despacio:
âEs un gran honor poder actuar hoy aquÃ. La sinfonÃa que voy a tocar a continuación está dedicada al más adorable y brillante de los cumpleañeros. Por muchos más logros felices, pequeño.
La sala estalló en aplausos alentadores y entusiastas.
Tessa sonrió con amabilidad y se inclinó. Una vez hecho eso, retomó su posición en el centro del escenario, y cuando el ruido de la sala dio paso al silencio una vez más, todas las luces cayeron sobre ella.
Sin inmutarse por los focos, encajó el violÃn bajo la curva de su mandÃbula y se preparó para tocar el primer acorde.
Pronto, el suave y melódico sonido del violÃn llenó la sala, calmando a la multitud mientras se sumergÃa en la tranquila belleza de la actuación, de forma parecida a como uno podrÃa asimilar el coro de alondras.
La delgada mujer del escenario era como un hada que hubiera descendido bajo la luz de la luna. Sus rasgos eran suaves y delicados, su belleza tan etérea. Su confianza era tan deslumbrante como ella cuando los focos la iluminaban.
Todo en ella parecÃa tan maravilloso que nadie podÃa soportar apartar la vista ni siquiera un segundo.
Lo más impresionante fue el sonido del violÃn, que parecÃa haber puesto al público en trance mientras la melodÃa se movÃa y lo transportaba a algún paÃs de las maravillas.
El público se lo estaba pasando en grande, y cada uno de ellos admiraba la hábil actuación de la chica.
Un rato después, Gregory aplaudió con sus manitas la impresionante actuación de Tessa, y se volvió para preguntarle a Nicholas con entusiasmo:
â¿No es brillante, papá?
La mirada de Nicholas se ensombreció un poco, pero en lugar de responder a Gregory, preguntó:
â¿La has visto antes?
El niño asintió:
âSÃ, la vi una vez cuando acompañé al bisabuelo a una de esas actuaciones de la orquesta.
Algo escéptico, Nicholas presionó:
â¿Eso fue todo? ¿No hablaste con ella ni nada parecido después de verla?
Gregory negó con la cabeza y respondió con firmeza:
â¡No, pero me gusta mucho!
Mientras padre e hijo discutÃan esto, Remus estaba sentado entre los invitados en otra mesa, y sus ojos se entrecerraban mientras evaluaba a Tessa, que seguÃa en el escenario. ParecÃa pensativo y algo frustrado mientras pensaba: «¿He visto a esta chica antes en alguna parte? ¿Por qué me resulta tan familiar?»
Antes de que pudiera seguir pensando en ello, la sala estalló en un estruendoso aplauso y cortó su hilo de pensamiento.
Resulta que la actuación de la solista en el escenario ya habÃa llegado a su fin.
Tessa volvió en sà al terminar su ensoñación musical y se inclinó ante los distinguidos invitados que se encontraban bajo el escenario. Gregory incluso soltó unos cuantos vÃtores mientras aplaudÃa con sus manitas.
Justo cuando Tessa salÃa de la sala de banquetes, entregó el violÃn con cautela a los guardaespaldas que estaban detrás de ella.
â¿PodrÃan ayudarme a llevar este violÃn a la sala de música? Vale demasiado para mà como para retenerlo mucho más tiempo.
âPor supuesto âdijo el guardaespaldas de buena gana, agarrando el instrumento y marchándose a toda prisa.
Ahora que Tessa habÃa actuado sin problemas y devuelto el extravagante violÃn, sintió que se le quitaba el peso de encima y se sentÃa eufórica. Y lo que era más importante, incluso pudo celebrar el cumpleaños del adorable niño.
«Debe estar contento ahora», pensó con una cálida sonrisa. «Espero que mi actuación esté a la altura de sus expectativas».
Por otra parte, se preguntó si eso significaba que no volverÃa a verlo. Después de todo, venÃan de mundos muy diferentes, y las posibilidades de que se cruzaran en el futuro eran escasas. Por alguna razón, la idea la dejó un poco desamparada y reacia.
Mientras tanto, en el interior de la sala, Gregory le pidió a Nicholas cuando vio a Tessa bajar del escenario:
âPapá, quiero ver a la señorita bonita. ¿Pueden los guardaespaldas llevarme hasta ella, por favor?
âNo, tenemos que ir a casa ahora mismo. Tu abuela te está esperando arriba âdijo Nicholas con paciencia mientras levantaba a Gregory de la silla y lo sujetaba contra su torso. No iba a dejar que su hijo se acercara a una mujer extraña con antecedentes desconocidos.
«Sólo Dios sabe qué motivos ulteriores podrÃa tener ella para ser tan amiga de Gregory», pensó.
â¡No, quiero ver a la señora bonita! Suéltame, papá âberreó el niño, retorciéndose y luchando por liberarse de los brazos de su padre, pero eso no impidió que Nicholas lo sacara del salón de banquetesâ. ¡Papá estúpido! ¡Cabeza de chorlito! ¡Quiero ver a la dama bonita! ¡Me dijiste que me dejarÃas tener lo que quisiera en mi cumpleaños!
Nicholas lo ignoró mientras salÃa del vestÃbulo sin decir palabra, el aire a su alrededor se volvÃa cada vez más frÃo.
â¡Mentiroso! No eres más que un gran mentiroso. Ya es bastante malo que no me traigas a ver a mamá, ¡pero ahora quieres impedir que vea también a la señora bonita! âcon eso, Gregory comenzó a sollozar.
La palabra «mamá» hizo que Nicholas pensara en aquella mujer de hace cinco años. En ese momento, el odio y la rabia parecieron recorrerlo mientras pensaba: «¡No necesitas una mamá que te abandonó por dinero, Gregory! ¡Te mereces algo mejor que eso!»
Sin embargo, al ver el llanto miserable del niño en sus brazos, sintió que su corazón se ablandaba y le prometió:
âMira, otro dÃa te llevaré a verla, ¿quieres?
Fue como si hubiera pronunciado las palabras mágicas, porque Gregory dejó de llorar de inmediato y, mientras moqueaba, miró a su padre con los ojos muy abiertos y brillantes.
â¿Lo dices en serio, papá?