Capítulo 136
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 136
Al regresar al aula, solo faltaban cinco minutos para que empezara la clase.
Adrián bajó del coche con su mochila y computadora.
Sebastián dijo, âAdrián, Violeta parecÃa un poco rara, ¿será que ya
vas?
¿Cuándo piensas decirle que te vas a Aguamar?â
sabe que
también te
Ãl bajó la mirada, su voz era tranquila, âYa hablaremos de eso después.â
Sebastián comentó, âDe verdad que ustedes dos son un caso. Con esa cara de pocos amigos que te cargas te costó mucho trabajo conquistar a Violeta, pero ahora van a estar separados.â
Adrián apretó los labios y con una serenidad frÃa soltó la verdad, âNosotros no estamos juntos.â
â¿Qué?â Sebastián dudó de sus oidos, â¿Cómo que no están saliendo? ¿A quién quieres engañar? Adrián, hasta un ciego se darÃa cuenta de que Violeta siente algo por ti. Es obvio por la forma en que te miraba hace un rato, claramente no puede olvidarte y siente algo por ti.â
Ãl simplemente respondió, âLo sé.â
Pero su amigo continuó, â¿Lo sabes? Entonces, ¿por qué no le preguntaste en el coche? ¿Por vergüenza o porque nosotros estábamos alrededor y no podÃas hablar? Además, solo es un amorio, ¿por qué tomárselo tan en serio?
Deja de jugar, eres el mejor graduado de la capital y cuando triunfes, Violeta no será la única que te busque. Habrá muchas mujeres detrás de ti. Mira a mi papá, al final se divorció de mi mamá.â
Adrián repuso con tono calmado, âNo es lo mismo.â
En su mente resonaba la voz de Violeta, âAdrián, ahora que te gusto, pase lo que pase en el futuro, ¿solo puedes tener ojos para mÃ, de acuerdo?â
No habrÃa nadie más aparte de ella.
Pero ahora, todo era demasiado pronto para ellos. HabÃa mucho por vivir aún.
Violeta no habÃa descansado bien al mediodÃa y luchó por mantenerse despierta durante la clase de la tarde. Cuando se reanimó, la escuela ya habÃa terminado..
Un grupo de estudiantes se acercó con sus mochilas, âVioleta, vamos juntos.â
Ella estaba guardando sus libros en la mochila y respondió, âNo, no se preocupen, vayan ustedes. Tengo que pasar al baño.â
Se apresuró a salir con su mochila y una vez fuera del edificio, se dirigió hacia el pequeño bosque detrás de la escuela. Sacó una gran bolsa de yute de su mochila y vació su contenido; también abrió una caja con cinta adhesiva y pisoteó el cartón para meterlo en la bolsa.
Luego salió por la puerta trasera de la escuela con su bolsa de yute a cuestas, sin importarle las miradas de los curiosos.
Un coche familiar se acercó y detuvo con suavidad, la ventana se bajó.
Ernesto la saludó, âSrta. Violeta.â
Con la bolsa en mano, Violeta se sentó en el asiento trasero del copiloto, que estaba vacÃo. Cerró la puerta con curiosidad y preguntó, â¿Por qué solo estás tú, dónde está mi hermano?â
Ernesto explicó, âEl señor Paz tuvo un compromiso de último momento y llegará más tarde.â
Ella inquirió, â¿Está con Dana?â
Ernesto asintió, âSi, la reunión de hoy es con unos clientes importantes que Dana
consiguió. Lógicamente ella tiene que estar presente.â
Violeta pensó en el coqueteo entre Maurino y Dana en la oficina, luego en el restaurante al mediodÃa y sintió una incomodidad.
âErnesto, ¿no te parece que hay algo raro entre mi hermano
< Vana? Mi cuñada se fue
molesta, ¿por qué él no trata de reconciliarse con ella y en su lugar sigue pasando. tiempo con Dana?â
Ernesto miró a Violeta a través del espejo retrovisor y dijo, âEl señor Paz hace todo eso por ti.â