Capítulo 157
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 157
La bolsa de compras tenÃa el logo de la marca, Laura, que habÃa vivido tantos años en la familia Paz. habÃa visto marcas caras de todo tipo, incluso solo muestras, asà que podÃa reconocer los precios con solo una mirada.
Esos precios eran de al menos seis cifras.
âDingâdingâ
El sonido del timbre del teléfono antiguo resonaba en la tranquila sala.
Laura contestó la llamada.
âSeñora.â
Noa preguntó, â¿Dónde está Maurino? Que se ponga al teléfono.â
Laura dijo con dificultad: âEl señor no está en casa esta noche, solo está la Srta. Violeta, tal vez ella sepa dónde está el señor, si no, le pregunto.â
â¡Qué desastre! Con una noticia tan grande como el ingreso al hospital de Lucrecia y él no está, ¿qué más podrÃa estar haciendo? ¡Está empeñado en matarme de rabia!
¡Si no fuera por él, cómo iba a estar Lucrecia en el hospital!â
âMejor le llamo al señor, el ingreso de la Srta. Salazar no es un asunto menor.â
La voz de Laura sonaba preocupada y apurada, como si realmente la considerara ya como la âSra. Pazâ y parte de la familia.
âAquella niña malcriada, ¿ya se mudó? ¿Está viviendo con Maurino?â
Laura respondió: âSÃ. Señora, no se preocupe, estoy pendiente, no dejaré que esa niña haga nada indebido.
Además, el señor también tiene su propio criterio.â
Violeta se secó el agua del rostro, salió del baño y escuchó la voz fuerte y furiosa de Noa.
Lucrecia siempre habÃa sido hábil para ganarse a la gente, elegida desde pequeña como la novia de Maurino, con maneras elegantes y pensamientos astutos, después de todo, habÃa sido educada personalmente por la familia Paz.
Desde Noa hasta todos los sirvientes de la familia Paz.
No habÃa nadie que no quisiera a la âSra. Pazâ que aún no habÃa cruzado el umbral.
Las palabras que seguÃan, Violeta prefirió hacer como que no las escuchaba.
Se disponÃa a tomar las cosas que habÃa comprado en el centro comercial, pero antes de que pudiera tocarlas, le apartaron la mano, â¡Srta. Violeta! Ahora usted pertenece a la familia, aunque no lleve el apellido Paz, una vez que entra por la puerta de esta casa, debe seguir las reglas de la familia Paz, y cualquier compra debe ser reportada con anticipación, para luego yo informárselo al señor.
Usted solo tendrá el derecho de comprar si el señor lo aprueba.
Por supuesto, esta regla no se aplica a la futura esposa del señor.â
En su vida pasada, cuando estaba con la familia Paz, nunca supo de tal regla.
Violeta explicó: âEsto es para mi hermano, ¿qué derecho tienes para confiscarlo?â
âPor el derecho de que el señor creció bajo mi cuidado y yo he vivido en la familia Paz por muchos años,
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hasta la abuela me respeta.â
âEl señor solo se ha ausentado por un dÃa, y ya no te haces la inocente.
Eres una artista, actuando para poder quedarte al lado del señor Maurino. Srta. Violeta, hace muchos años ya usaron ese truco. Otros tal vez no lo vean, pero tu acto de inocencia ya no funciona conmigo.â
Estos artÃculos y el dinero que se ha gastado de más, lo reportaré tal cual a la señora Paz para que ella juzgue.
Las joyas de Oro Eterno empiezan en seis cifras y me gustarÃa preguntar, ¿de dónde sacaste el dinero?â
Violeta la miró tranquilamente y soltó una risa frÃa, âEse dinero, lo robé, ¡si tienes valor, llama a la policÃa y atrápame!â
âSrta. Violeta, ¿crees que no llamaré a la policÃa? Mientras yo esté aquÃ, ningún extraño se llevará ni un centavo de la familia Paz.
¡Estas piezas valen más de trescientos mil dólares! Según la ley, por robar la tarjeta bancaria del señor y su dinero, mereces permanecer en la cárcel mucho tiempo.â
La vigilaban como si fuera una ladrona en casa, cada dÃa que Violeta despertaba en la Villa del Sol, se sentÃa como una prisionera, siempre bajo la mirada atenta de alguien.
TemÃan que ella, una forastera, codiciara aunque fuera un dólar de la familia Paz.
âTeniendo en cuenta que tus padres biológicos salvaron la vida del señor Maurino, si confiesas la verdad y devuelves la tarjeta de crédito que robaste, no le diré nada a la señora Paz ni al señor Maurino.â
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