Capítulo 158
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 158
âSeñorita Violeta, entiendo que creciste sin la supervisión de tus padres. Pero eso no te da derecho a robar. Si tus padres supieran que a tu corta edad ya estás cometiendo estos actos, no sé cuánto les romperÃa el corazón.â
En sus palabras habia un filo afilado y punzante.
â¡Callate ya!â
El tema de sus padres siempre habia sido un punto sensible para Violeta, pues sabÃa que habÃa crecido sin su guÃa.
Pero incluso cuando se perdió de niña y casi muere de hambre en las calles, jamás habÃa robado nada de nadie.
¿Qué derecho tenÃa esa mujer para asumir eso?
¿Y qué derecho tenÃa para decirle esas cosas?
Violeta sacó una tarjeta negra de su mochila y se la lanzó a Laura.
Luego, sin mirar atrás, se marchó de la mansión.
âSeñorita Violetaâ¦*
Laura recogió la tarjeta del suelo. Claro, solo habÃan pasado unos dÃas y ya mostraba su verdadera cara.
Solo estaba allà por el dinero de la familia Paz y ahora hasta se atrevió a robar la tarjeta privada del señor.
âDeténganla, Carlos, llama a la policÃa ahora mismo. Sin la disciplina de unos padres, solo le queda recurrir al robo.â
Violeta fue rápidamente interceptada por la empleada del hogar. â¿Qué están haciendo? ¿Acaso ya no tengo el derecho de irme?â
Laura la miró sin expresión alguna, âPuedes irte, pero no ahora.
Primero llamaremos a la policÃa y te meteremos en la comisarÃa para que reflexiones. Cuando regrese el señor, verá con qué clase de persona se ha estado mezclando.â
Violeta se defendió: âNo he robado nada. Maurino me dio esta tarjeta.â
Laura la miró con desprecio. âEsas excusas las dejas para cuando vuelva el señor Maurino.â
La policÃa recibió la llamada de la Villa del Sol.
Llegaron rápidamente, en menos de media hora.
Recibir una llamada por robo en esa propiedad era increÃble. ¡Qué osadÃa robar en el terreno de esa familia!
â¡No he robado nada, mi hermano me dio la tarjeta! ¿Con qué derecho me llevan?â Violeta no pudo contener las lágrimas, pero se negó a sollozar. Se secó rápidamente las lágrimas de los ojos.
âChiquilla, ¿de qué te sirve resistirte? Si realmente fueras la hermana del Sr. Paz, con una sola palabra tuya se resolverÃa todo. Si no has robado, no tendrás problemas.â
Fue llevada a la comisarÃa, a unà celda de detención.
Violeta estaba encerrada, acurrucada en un rincón, temblando y con el rostro escondido entre las rodillas. Sus brazos, visibles, mostraban marcas de dedos.
Eran las huellas dejadas por la fuerza con la que la habÃan retenido y encerrado.
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CapÃtulo 158
Uno de los policÃas miró los objetos incautados y negó con la cabeza a su superior. âHemos llamado varias veces y no hemos podido contactar.â
El superior respondió: âParece que tendremos que esperar hasta mañana. Con esa tarjeta negra y lo demás, podrÃan condenarla a cadena perpetua.â
La policÃa recordó: âCuando trajeron a esta niña a la comisarÃa, me recordó a una mujer hace tres años, estuvo retenida y torturada durante tres años antes de ser enviada a un psiquiátrico.
También temÃa ser encerrada de nuevo. Lástima que no pudo superarlo y escogió el suicidio. Ahora, al recordarlo, también me siento triste.â
Aquella mujer, graduada de la universidad, tenÃa un futuro prometedor, hasta que le ocurrió eso. Para cuando la rescataron, ya estaba delirando.
Laura, sin perder tiempo, se dirigió a la antigua casa de la familia Paz.
Noa ya estaba descansando.
Al enterarse del incidente, se levantó y bajó las escaleras apoyada por los sirvientes, â¿Qué ocurre a estas horas? ¿Qué diablura ha hecho ahora esa salvaje?â