Chapter Capítulo 170
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
ATRACCIÃN PELIGROSA. CAPÃTULO 19. La versión más... juguetona Aaron Orlenko tenÃa que ser honesto en algo: estaba loco por aquella chica. Pero lo que más loco lo estaba volviendo era el hecho de que Nahia no parecÃa reaccionar. Aquello no era una coraza, era un bunker antimisiles lo que tenÃa alrededor del corazón.
No hubo ni una sola mención después del episodio de la mordida. Nahia se levantó al otro dÃa y no dijo absolutamente nada.
Tres dÃas más pasaron antes de que ella volviera a dirigirle una oración de más de tres palabras que no incluyera âGraciasâ o âhasta mañanaâ.
Finalmente aquel viernes en la tarde, mientras estacionaban en el edificio de departamentos, Aaron la escuchó murmurar:
-Tengo que viajar a Londres mañana. Mi familia llega esta noche y vamos a reunirnos.
-Eso debe ser lindo -murmuró Aaron-. ¿A qué hora nos vamos?
-Si por mi fuera ahora mismo, pero mejor nos vamos en la mañana -respondió ella. No quiero ir a quedarme con mi hermano y el departamento de Sophi solo tiene una habitación...
-En su defensa me gusta ese sofá -replicó él y Nahia contuvo la respiración-. Si quieres podemos irnos ya, no me molestarÃa una comida un tilÃn más chatarra.
Sus ojos se encontraron con los de Nahia a través del retrovisor y la vio dudar un segundo antes de asentir.
-Bien, haré mi maleta, nos vamos enseguida -decidió ella y si alguien podÃa hacer una maleta en diez minutos esa era ella. 1 Menos de una hora después estaban en camino y apenas habÃa anochecido cuando Nahia abrió la puerta del departamento de Londres y los dos se quedaron como estatuas mirando al sofá... ¡porque los dos recordaban perfectamente lo que habÃa pasado ahÃ!
Aaron carraspeó y ella entró directo a la habitación, casi cayéndose cuando intentó cerrar la puerta y notó que no habÃa. Esa noche pidieron comida y cenaron en un silencio tenso mientras él no dejaba de mirarla, pero si Nahia realmente estaba sintiendo algo no lo demostraba.
Finalmente a las diez de la noche cuando la vio irse a dormir no pudo soportarlo más y sacó el celular.
-Abuela... necesito ayuda -fue su saludo y en dos segundos estaba teniendo una sesión de terapia telefónica con la matriarca de los Orlenko. 4 -Ya lo sabesâle dijo su abuela-. El odio es fácil de combatir, la indiferencia no.
-Pero yo le gusto, abuela, sé que le gusto... -insistió Aaron-. Si vieras las cosas tan lindas que hizo por mÃ... 1 -Y que tú arruinaste -le recordó Katerina-. Te lo voy a poner de esta forma, esa niña es exactamente como tu madre, capaz de valorar el riesgo contra las recompensas, y cariño, eres mi amor pero no has demostrado ser un premio que valga el riesgo... 2 â¡Abuela!
-¿Ya te la foHaste? 2 -¡¡¡ABUELA!!!
-Eso es un ânoâ. Asà que pregúntate esto: ¿Qué clase de obtuso tiene la capacidad para romperle el corazón a una mujer dos veces sin haberse acostado con ella?
-¿Mi padre? -respondió Aaron con sarcasmo y sabÃa que si no hubiera estado a medio continente de distancia su abuela le hubiera dado un buen coscorrón. 2 -Exacto, tu padre que era un bruto de primera y perdió a tu madre de todas las formas posibles.
-Mis padres son muy felices ahora -rezongó Aaron.
-Pero hay momentos que tu padre jamás podrá recuperar, como el primer año de tu hermana Victoria, por ejemplo -le recordó Katerina-. No cometas los mismos errores. Si esa niña es como me la estás describiendo, entonces procura merecértela, Aaron, o de lo contrario lo vas a lamentar.
Aaron suspiró con incertidumbre y luego asintió.
-Entonces a la guerra -declaró con determinación.
-Asà es, a la guerra, el amor en un noventa por ciento de insistir, asà que insiste, el que primero se canse, pierde. 5 Cuando Aaron colgó ya estaba más tranquilo, pero tal como su abuela le habÃa aconsejado, al dÃa siguiente se levantó listo para derribar aquel muro de indiferencia... fuera como fuera.
Era temprano todavÃa cuando fueron hacia la casa de James, y la familia y los amigos fue llegando poco a poco.
Aaron se quedó sorprendido al verlos a todos juntos, eran muchos, como los Orlenko, y por lo visto estaban igual de locos porque a James se le habÃa ocurrido que querÃa construir un orfanato estilo Hogwarts y todos los hermanos se habÃan sumado de inmediato, diciendo que cada uno querÃa construir una torre de residencia.
Nahia se veÃa muy alegre, y debÃa estarlo porque se le escapó aquel comentario sarcástico y provocativo que Aaron no habÃa esperado.
-¡Pues yo también quiero hacer una! -declaró-. Y si faltan brazos para la construcción... ¡mi guardaespaldas tiene muy buena experiencia cargando sacos! 2 A Aaron casi se le desprendió la quijada de la emoción, pero estaba radiante cuando pensó: âA la guerra seráâ, para luego contestar:
-Y por âsacosâ se refiere a ella cuando está ebria.
Enseguida vio a la señora King dirigir una mirada acusadora a su hija y a Nahia ponerse colorada hasta la raÃz del cabello.
Diez minutos después mientras la familia debatÃa los pormenores de la construcción, ella lo arrinconaba en una esquina de la cocina.
-¿¡Cómo se te ocurrió!? -lo acusó Nahia con una mirada asesina y Aaron estuvo a punto de ronronear de la felicidad. 1 -¿Te contesto o te me vas a subir por la pierna? -preguntó y vio que ella bajaba la mirada para ver el escaso espacio que habÃa entre los dos.
-¡Muy gracioso! ¡No puedes decirle a mi madre que estuve borracha! -replicó Nahia.
-Pues agradece que no le enseñé lo que me hiciste -murmuró Aaron inclinándose sobre ella-. Eso hubiera sido muy revelador en medio de tu reunión familiar.
Nahia arrugó el ceño.
-¿De qué hablas? ¡Yo no te hice nada! -exclamó y lo vio abrirse el saco y desabotonarte la camisa con un gesto coqueto-. ¡Oye!
¿Qué haces...? 1 Ãl se echó la camisa a un lado y a Nahia casi se le salieron los ojos al ver el cÃrculo entre morado y verdoso de aquella mordida.
Señaló a la piel de Aaron y luego a ella misma pero si intentaba balbucear no le funcionó.
-Noooooooo no no no no no no no. Yo no hice eso. Yo no lo hice. 1 -SÃ, si lo hiciste, además me dijiste que huelo muy rico y que querÃas morderme... lo demás que me pediste no lo repetiré en voz alta porque soy un caballero. 2 Nahia se puso roja de la vergüenza, no era como si recordara algo, pero también tenÃa aquella extraña certeza de que él no se habrÃa dejado morder por nadie más.... y de que ella era perfectamente capaz de hacerle eso y mucho más. 1 -¡Ni siquiera lo insinúes, Robocop! ¡Tápate eso de inmediato y no se te ocurra mencionar ni una palabra delante de mis padres o te juro que te castro! -le gruñó ella antes de darse la vuelta y salir furiosa de allÃ, mientras Aaron estaba casi a punto de saltar de alegrÃa. 1 â¡Me dijo Robocop, me dijo Robocop!â cantó mentalmente haciendo un mini baile de la victoria antes de salir de nuevo y seguirle la corriente. 2 -Y señor Orlenko, cuénteme -lo increpó Nathan un rato después. ¿Qué tal le va a Nahia en la universidad? ¿Es difÃcil cuidarla?
-Para nada, señor -respondió con una sonrisa-. Se pasa el dÃa estudiando. Además no hay que cuidarla mucho, es una chica muy independiente y seria, asà que nadie se atreve a meterse con ella, es una... tiburoncita. Ella solita muerde. 1 Nahia apretó los labios y le enseñó el puño con sutileza. ¡Y en ese mismo momento se rompieron las hostilidades! ¡Aquello era la guerra de nuevo y Aaron no podÃa estar más feliz!
Sin embargo muy pronto se dio cuenta de que ella se lo habÃa tomado más en serio de lo previsto, cuando de regreso a Oxford la vio almorzar tres dÃas seguido con el condesito. Pero lo peor de lo pear de lo peor fue cuando lo escuchó invitarla a un club y ella aceptó.
-Me dijiste que no te gustaba el Montecristo pirata -siseó Aaron un dÃa mientras regresaban de la escuela. -1.
-Exacto, te dije que no me gustaba, antes, cuando estaba interesada en otra persona -replicó Nahiaâ, pero como ahora no tengo ninguna persona en la que estar interesada, pues le estoy prestando atención. -¡Nahia...! -gruñó él como si fuera una advertencia pero ella lo interrumpió.
-Por favor gira en la siguiente calle a ala derecha, quiero ir al distrito comercial de la ciudad, necesito ropa nueva.
A Nahia por supuesto le sobraba la ropa, pero ya lo veÃa desquiciado por verla comprar ropa para salir con Josh. Como aquello no era una simple batalla, sino la guerra, Aaron intentó controlar los celos que lo hacÃan querer nalguearla y ella decidió darle el golpe mortal metiéndose a una tienda especializada... de lencerÃa. 1 -¿Qué diablos viniste a comprar aquÃ, Nahia? -gruñó viendo todos los modelitos sexys que enloquecerÃan a cualquier hombre.
-Un cepillo de dientes ¿tú qué crees? -replicó ella antes de meterse a una salita privada con varias prendas.
Y si aquello era malo, cuando Aaron miró alrededor y se dio cuenta de todo lo que la tienda vendÃa además de lencerÃa regular, por poco cae infartado allà mismo. Sin embargo se obligó a permanecer ecuánime y hacer lo que mejor sabÃa hacer: reaccionar.
2 Poco después Nahia salió con varios conjuntos, los pagó y siguió curioseando en espera de que se los envolvieran. Y en ese mismo instante Aaron se acercó a la dependienta y le susurró con malicia: 1 -Quiero que me envuelva estos mismos modelos, pero en versión... ya sabe, juguetona. ¿Se puede?