Chapter Capítulo 192
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
ATRACCIÃN PELIGROSA. CAPÃTULO 41. Al mejor estilo Orlenko Durante todo el vuelo de regreso a Inglaterra, Nahia no habÃa podido dejar de pensar en las palabras de Katerina. Era difÃcil aceptar que todo habÃa terminado asÃ. Si era honesta Nahia debÃa reconocer que esperaba que durara para toda la vida... pero eso parecÃa completamente imposible.
Apenas llegó a Londres fue directamente a ver a Adam y le entregó los documentos firmados. El abogado le aseguró que en pocos dÃas todo estarÃa resulto, desde el divorcio hasta la adopción de Julie. Nahia no sabÃa cómo se sentÃa con eso, solo que estaba feliz... por una de las dos cosas.
Pasó a la casa de Meli a buscar a la bebé, y su madre la recibió con una sonrisa de curiosidad.
-¿Todo bien? ¿Conseguiste las firmas? -preguntó Meli y Nahia asintió mientras cargaba a su hija y la besaba.
-SÃ. Ya están los documentos en el despacho del abogado. Con suerte en un par de dÃas todo quedará resuelto -murmuró ella.
El silencio se extendió en aquella casita y Nahia respiró profundo mirando a su madre.
-OK, pregunta. ¿Qué quieres saber?
Meli se encogió de hombros haciéndose la desentendida.
-No es que quiera saber es que estás... muy tranquila.
-¿Esperabas otra cosa?
-Esperaba gritos, fuego cayendo del cielo y la ira de dios -murmuró su madre-. Pero no esa tranquilidad. ¿Quiere decir que Aaron... no te dio problemas? 1 Nahia negó con expresión vacÃa.
-No, ninguno. No hubo gritos, insultos ni drama. Yo le pedà que firmara el documento y él lo hizo.
Meli la vio acomodar las cosas de Julie en el cochecito.
-¿Pero...?âla animó-. Se supone que deberÃas estar aliviada. ¿Por qué no lo estás?
-No lo sé, mamá -murmuró ella sin mirarla-. Aaron parecÃa... diferente esta vez, hasta me dio las gracias por salvarle la vida.
-Entonces está arrepentido ¿no? ¿Te pidió perdón al menos? -quiso saber Meli y se enfurruñó cuando vio a su hija negar-. ¡Qué tarado! 1 -Dice Katerina que no va a pedirme perdón porque ya sabe que no se lo merece... y que yo no voy a perdonarlo porque no me falta amor propio. -Nahia suspiró y se restregó la cara con las manos- Quizás ella tenga razón, mamá. Quizás la dignidad deberÃa ser más fuerte que el amor. 1 Meli respiró profundo y se sentó a su lado, abrazándola.
-Hija.... eso es basura -replicó.
-¡Mamá!
-¿¡Qué!? ¡Es cierto! -siseó Meli-. ¡La teorÃa es muy buena, pero el amor no es algo que puedas poner antes o después! ¡Si fuera cierto tu hermana se habrÃa quedado miserable por el resto de su vida y no estarÃa ahora felizmente casada y con tres hijas! 2 -¡Pero es que...!
-¡Si eso fuera verdad, tú ni siquiera habrÃas nacido! -le recordó Meli.
-Mamá, tampoco te pases, mi padre tampoco fue tan malo...
-¿¡Que no lo fue!? -replicó su madre abriéndole mucho los ojos-. Tu padre me enamoró y se acostaba conmigo mientras tenÃa una esposa en coma en el hospital de la que yo jamás supe. ¿Entiendes eso? Si mi dignidad hubiera sido más fuerte que mi amor por él, lo habrÃa mandado directamente a freÃr espárragos cuando volvà a encontrarlo, y tú ni existirÃas. ¿Y te parece que me falta amor propio o dignidad? 2 Nahia apretó los labios y negó. SabÃa que no era asÃ, no habÃa querido decir eso.
-Lo siento, ando sensible, eso es todo -murmuró abrazando a Meli.
-Ya lo sé, pero quiero que entiendas que siempre será más fácil ser la persona lastimada, porque es quien tiene todo el poder sobre la situación -le advirtió-. Si Aaron no cree que se merezca tu perdón, eso ya quiere decir que hay dos personas que no pueden perdonarlo... y una de ellas es él mismo. Nahia asintió con tristeza. No lo habÃa visto de aquella forma, pero entenderlo tampoco cambiaba nada, y ella necesitaba enfocarse en algo mucho más urgente que toda aquella difÃcil situación con Aaron.
Se fue a casa y trató de organizar su agenda para la siguiente semana porque tenÃa dos vistas en el juzgado para la adopción de Julie. Trató de enfocarse en eso, y agradeció que la nena apenas la dejara dormir, porque lo que menos querÃa era soñar con él. H El divorcio salió un par de dÃas después y Nahia se dio cuenta de que no tenÃa ninguna forma de mandarle una copia del acta por vÃa electrónica, asà que la metió en un sobre y la envió a la dirección de los Orlenko en Odessa. 1 La primera vista para la adopción de Julie fue muy bien, solo faltaban algunos trámites burocráticos, pero la jueza le prometió que declararÃa la adopción de la nena en unos pocos dÃas. Nahia estaba más que feliz con eso, pero su felicidad se esfumó en cuanto tocaron a la puerta de su casa esa tarde y ella se encontró frente a frente con él.
-¿Caleb? -murmuró y su excuñado levantó aquel sobre que ella habÃa enviado con la sentencia de divorcio.
-Hola Nahia -dijo él con una sonrisa suave-. ¿Podemos hablar un momento?
Ella arrugó el ceño, pero jamás habÃa sido una persona maleducada, asà que lo invitó a pasar.
No habÃan pasado ni dos minutos y Caleb ya estaba derretido con la pequeña bebé que manoteaba en su cochecito. Y una hora más tarde Nahia llamaba a una ambulancia para que se lo llevaran de su casa.
1 Los paramédicos lo sacaron lleno de sangre y con la cara morada, y para cuando llegó de regreso a la mansión Orlenko al dÃa siguiente ya traÃa todo hinchado.
-¿¡Y a ti qué demonios te pasó!? -rugió Aaron, que jamás habÃa tolerado que alguien golpeara a su hermano-. ¿Quién fue!?
¡Que te juro que lo mato ahora mismo! 3 Caleb se dejó caer en un sofá de la casa y asintió.
-Pues agarra el avión y ve a matar a tu exmujer, parece que cada vez que me encuentro con ella y está enojada, algo sale terriblemente mal para mi -replicó. 1 Aaron abrió mucho los ojos mirando la cara de Caleb, sin poder creer lo que escuchaba.
-¿Es en serio? ¿Nahia te hizo eso? ¿No es broma? -murmuró desconcertado.
-Pues yo también me porté mal con ella. Fue culpa tuya pero también me porté mal, asà que fui a cambiarle su perdón por un sartenazo -dijo Caleb con acento nasal-. En fin... igual ya estaba pensando 2/4 ponerme la nariz más jorobada...
Aaron negó mientras se mesaba los cabellos.
-No debiste ir allá, Caleb. ¿Para qué la molestaste...? Nahia está bien con todos nosotros lo más lejos posible de ella, lo único que hacemos es joderlo todo -gruñó señalándolo-. ¡No me imagino cómo se debe haber puesto para dejarte asÃ!
Su gemelo lo miró durante un minuto y le regaló una sonrisa torcida pero satisfecha.
-Tú siempre me cuidabas cuando éramos pequeños, jamás me diste la espalda, jamás me dejaste solo, la mayorÃa de las veces salÃas herido para defenderme, asà que una nariz rota para ayudar a mi hermanito no me va a matarâsentenció Caleb-. Además quien me hizo esto no fue Nahia, sino su bebé. 3 Aaron lo miró e hizo una mueca sin comprender nada.
-Pues resulta que tampoco me merezco ni un sartenazo de Nahia. Me perdonó tan diplomáticamente que hubiera preferido que me partiera la cara de verdad -le dijo Caleb con tristeza-. Realmente la jodiste mucho, Aaron, es una mujer muy... seria, muy triste.
Aaron se le llenaron los ojos de lágrimas y se los cubrió con su mano falsa porque no querÃa sentir aquellas lágrimas en la verdadera.
-Entonces... si ella no te lo hizo.
-Un patito de hule del baño -rio Caleb adolorido-. Me resbalé en su baño con un patito de hule de la bebé y le estampé toda la cara al lavabo de mármol. Nahia no me hizo nada, aunque si se hubiera decidido me habrÃa dejado peor, supongo que debe ser agotador pasar por la maternidad sola. Imaginate, las noches sin dormir, los llantos, el cansancio...
Aaron asintió en automático hasta que se detuvo.
-Espera ¿qué? ¿Cómo que âpasar por la maternidad solaâ? -balbuceo.
-Bueno, me pareció...
-¡Habla, Caleb! -le gritó Aaron.
-¡Nahia estaba sola! -dijo su hermano. Se calló todo lo que de verdad habÃa averiguado sobre la adopción, porque eso no era lo importante, y le dijo solo lo que creÃa que Aaron necesitaba escuchar en aquel momento-. Nahia está sola.
-Pero... pero... Ella vino por el divorcio, yo creÃ... creà que iba a casarse de nuevo con el padre de su hija... -murmuró él. 1 Caleb sacó el sobre y le entregó la sentencia de divorcio.
-Pues divorciarse sà lo hizo, pero me dio curiosidad y me puse a investigar. Sea lo que sea que haya pasado con el padre de su hija... ya no está con ella le dijo Caleb-. Hasta donde averigué, el divorcio fue porque tenÃa que inscribir a la niña, y en el registro que vi, la beba está inscrita como Julie King. Aaron se quedó mudo por un instante, sintiendo cómo el corazón le latÃa desbocado. Ni siquiera estaba pensando, solo sentÃa que aquella extraña opresión en su pecho se iba disipando poco a poco.
-Soy un maldito egoÃsta -murmuró por fin-. Si Nahia está sola con su hija debe ser porque alguien más la lastimó... pero yo solo me siento aliviado porque significa que al menos tengo una oportunidad.
Caleb levantó una ceja incrédula.
-¿Te chupaste un marcador? -preguntó-. ¿De verdad crees que tienes oportunidad de volver con Nahia? 4 Aaron suspiró con tristeza y negó.
-No, de eso no... pero me puedo arrastrar. Si al menos me perdona un poco, me conformaré -murmuró.
Su hermano lo miró largamente y luego sonrió, porque a testarudo no le ganaba nadie, y él habÃa estado esperando por dos largos años a que se decidiera a insistir con Nahia.
-Bueno, si te quedas conmigo para la rinoplastia, tendremos tiempo para hacer un buen plan.
Aaron se quedó pensándolo por un momento y luego negó.
-No, no quiero hacer un plan, quiero que usemos de una vez por todas lo que tenemos en el taller -le dijo y Caleb se puso serio.
4 -Esas son palabras mayores.
-Lo sé, pero llevamos años trabajando en eso, y si me voy a arrastrar... entonces que sea al mejor estilo Orlenko. ¿o no?