Capítulo 138
Emparejada
CapÃtulo 138
Al no tener otra salida para liberar mi frustración, le di un puñetazo a la pared. Y luego volvà a golpearla. Durante veinte minutos seguà dándole puñetazos. Sólo me detuve cuando vi más sangre en la pared que paneles de yeso. Miré hacia abajo y me di cuenta de que tenÃa todo el puño y los nudillos de color rojo. Estaba bastante seguro de que incluso me habÃa roto algún hueso de la mano, aunque en aquel momento no podÃa sentir nada más que entumecimiento y rabia.
â¿Ya te sientes mejor?â, preguntó Joey, mientras limplaba la sangre de la pared y volvÃa a colgar el segundo cuadro.
âNoâ, respondi, todavÃa enfadado..
Jessica se acercó con un paño húmedo y me limpió suavemente la mano. Luego, me dio hielo y me animó a volver a sentarme en el sofá.
â¿Estás listo para continuar?â, preguntó el Dr. Miller.
Ignoré su pregunta y preferà hacer la mÃa.
â¿Por qué?â, susurré. â¿Por qué Lily se harÃa pasar por todo eso? ¿Por qué no denunciarlo? Aparte de que ella tiene una loba especial. ¿Por qué no sacar a Rose y detener a Stephanie? No tiene sentidoâ.
âElla tenÃa 12 añosâ, respondió el Dr. Miller. âAún no tenia su loba. Y
definitivamente no tenÃa la madurez suficiente que la llevarÃa a pensar en otras. opciones. En su mente, hizo todo lo que pudoâ.
â¡PODRÃA HABERMELO DICHO A MI! JO A MIS PADRES! ¡O A SU PADRE! HABRÃAMOS HECHO ALGO!â, grité.
â¿Le habrÃas creÃdo?â, me preguntó Jessica con frialdad. â20 lo habrÃas. descartado como las locas mentiras de una niña de doce años?â.
â¡Por supuesto que le habrÃa creÃdo! Y habrÃa evidencias en los informes médicos. que lo demostrarÃanâ.
Te estás mintiendo a ti mismoâ, dijo Joey. âNunca le habrÃas creÃdo. Stephanie y Margie te habrÃan dado alguna explicación. Tal vez te habrÃan dicho que fue un
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mal sueño; tal vez habrÃan dicho que Lily lo hizo para llamar tu atención; tal vez habrÃan dicho que Lily simplemente estaba ayudando con el entrenamiento de defensa personal de Stephanie y que las cosas se le fueron de las manos. accidentalmente; o tal vez habrÃan dado alguna otra explicación.
Dijeran lo que dijeran, no nos insultes a nosotros ni a ti. Recuerdo muy bien cómo eras antes y sé que nunca le habrÃas creÃdo. Jamásâ.
âSÃ, lo habrÃa hecho. Sé que lo habrÃa hechoâ.
âAhora apenas te lo creesâ, se burló Joey.
âDesde luego, tus padres no se la creyeronâ, añadió amargamente el Dr. Miller.
Me giré y fulminé con la mirada al Dr. Miller. â¿Ella se los dijo?â.
El Dr. Miller negó con la cabeza. âNo. Lo hice yo. Lily me suplicó que no le contara a nadie lo que estaba pasando. TenÃa miedo de que âMollyâ volviera a hacerle daño a otros lobos. Pero después de la primera vez que traté a Lily, decidà violar su confianza y decir algo de todos modos.
En fin, desearÃa haber sido lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de quiénes eran Molly y Laney; si lo hubiera sabido, tal vez habrÃa hecho algo diferente. Pero entonces no lo sabÃa y no pensaba con claridad. Lo único que sabÃa era que habÃa descubierto lo que estaba ocurriendo por pura casualidad y sospechaba que llevaba ocurriendo mucho más tiempo del que yo creÃa. Estaba furioso, disgustado, y sentÃa que no podÃa permitir en conciencia que continuara. Asà que, acudà a tus padres en busca de ayudaâ.
Mi corazón empezó a latir con fuerza. â¿Qué te dijeron mis padres?â.