Chapter 149
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
CapÃtulo 149 Bella no estaba de humor para discutir con Pedro.
Si le gustaba cargarla, adelante, después de todo, no era ella quien se cansaba.
Después de complacerlo durante tantos años, esta vez serÃa un benefipara ella.
Asà que Bella se quedó en silencio, colocó sus manos sobre los hombros de Pedro y se inclinó ligeramente hacia atrás, tomando a Pedro como su sirviente.
Pedro entendió la intención de Bella y no sabÃa si enfadarse o reÃrse.
Ambos continuaron sin hablar en todo el camino, manteniendo esa postura que parecÃa Ãntima pero extrañamente distante hasta que llegaron a casa.
Bella pensó en bajarse para cambiarse de zapatos, pero Pedro seguÃa sosteniéndola.
-¿Vas a llevaen brazos hasta arriba? -preguntó Bella a propósito.
Pedro respondió sinceramente: -No faltan muchos pasos.
Dicho esto, la llevó escaleras arriba.
Fiona escuchó el ruido y salió, viendo a la pareja en esa actitud tan pegajosa, una sonrisa se dibujó en su rostro y rápidamente se escondió en la cocina.
Bella, que habÃa presenciado todo el proceso, se quedó en silencio.
Una vez en la habitación, Pedro finalmente la dejó en el suelo.
Después de cargarla durante tanto tiempo, sus brazos estaban un poco cansados, asà que se los estiró y los apretó.
Era un gesto de insinuación tan evidente que Bella entendió su significado.
Antes, la antigua Bella habrÃa sentido pena por él y le habrÃa masajeado los brazos, preguntándole con timidez si estaba cansado.
Pero ahora, Bella simplemente lo empujó ligeramente y dijo con indiferencia: Hael favor y déjpasar, necesito ir al baño.
La paciencia de Pedro finalmente se estaba agotando. -Bella, después de haberte cargado durante tanto tiempo, ¿no entiendes que hay que devolver el favor? Ãl habÃa hecho un esfuerzo, ¿y Bella simplemente lo ignorarÃa asÃ? Bella esbozó una sonrisa irónica y dijo: -Realmente te esforzaste mucho. Pero no te obligué a cargar conmigo, y cuando propuse caminar por mi cuenta, fuiste tú quien insistió en continuar. Asà que si tienes los brazos cansados, es tu problema, no tengo la obligación de masajeártelos.
Al igual que antes, cuando Bella solÃa servirle té y estar pendiente de él, Pedro nunca la obligó a hacerlo.
Fue ella misma quien pensó que de esa manera podrÃa conmoverlo.
Por lo tanto, Pedro siempre habÃa ignorado todos sus esfuerzos, sin mostrar ni una pizca de agradecimiento.
ParecÃa todo lo que que ella hacÃa por él, todo lo que sacrificaba, era algo que ella se buscaba.
Y mucho menos podÃa esperar una retribución de él.
En este momento, ella solo estaba haciendo lo que él habÃa hecho antes.
Al escuchar sus palabras, Pedro frunció el ceño. Aunque Bella decÃa eso, se sentÃa incómodo en su interior.
-¿Acaso no te ayudé hace un momento?
Por lo general, Pedro podÃa ignorarlo, pero ahora solo querÃa mencionan sus esfuerzos. ¿No puede daun masaje como agradecimiento?
Bella no negó su contribución. Se acercó a la mesita de noche, abfið el cajón y saco una tarjeta bancaria.
Luego se la entregó a Pedro. Hay cien mil dentro. Ve y busca un salón de masajes para que te te hagan masajes en los brazos durante un mes. Pedro se quedó sin palabras.
Pedro salió enfadado de la habitación.
Bella entró en el baño sin sentir ningún remordimiento.
Qué doble estándar.
¿No era él quien siempre actuaba asà con ella? ¿Por qué se enfadaba cuando le pasaba a él? Aunque estaba enfadado, la situación anterior habÃa sido realmente peligrosa.
Luis incluso envió a alguien para advertirla, estaba desesperado.
No sabÃa cómo estaba Clara en estos momentos.
Bella no se apresuró a ducharse, regresó à la habitación y llamó a Clara.
X